Durísimo cruce de acusaciones entre el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, y el líder de CiU, Artur Más. El candidato del nacionalismo moderado, resucitado gracias al fallido Estatut, se sentía con fuerzas para pedir unas elecciones anticipadas de las que hace un mes huía como de la peste, seguro de su fracaso. El socialista Pasqual Maragall, más altanero que nunca, le advirtió que no habría convocatoria de elecciones anticipadas quédese tranquilo.

Es más, en lo que sólo puede ser entendido como un reto a su propio partido, Maragall advirtió que insistirá en la remodelación del Gobierno tripartito, que provocó la desautorización de toda la cúpula del PSC, con excepción de su hermano Ernest. Según el presidente de la Generalitat, esa remodelación creo ha de venir y vendrá.

Eso sí, guardará las formas y se echará en manos, o al menos eso piensan en el PSOE madrileño, de los independentista de Carod. Lo que no puede hacer Maragall, precisamente, es disolver el Parlament. No hay que olvidar que si lo hiciera, debería retirarse: remodelar un Gobierno es potestad del jefe de Gabinete, pero si disuelve las cámaras entonces el poder pasa al partido, que es quien designa candidatos. Esa es la oportunidad que esperan en Moncloa para poner en marcha la Operación Montilla: que el ministro de Industria, José Montilla, secretario general del PSC, se convierta en presidente de la Generalitat, para lo que se precisan unas elecciones.

Elecciones que, dicho sea de paso, sacarían del actual apuro a Rodríguez Zapatero, quien, gracias al Estatut, está atravesando los momentos más bajos de popularidad desde que accediera a La Moncloa. El Estatut ha conseguido que, incluso el Partido Popular salga de su postración y contemple el futuro con buenos ojos.

Asimismo, la clase empresarial que firmó el manifiesto a favor de un cambio estatutario está reculando ahora a marchas forzadas. Ya lo hizo Jordi Canals, del IESE, toda una institución en Barcelona, y ahora se ha desdecido. Muchos empresarios también optan por la marcha atrás, pero rectificar sería hasta peligroso.