La paternidad en solitario, con las dificultades que conlleva, y una crítica a la ideología de género son algunos de los temas abordados en este drama de Mañas que no creo que agrade a las responsables del Instituto Nacional de la Mujer. E intentaré aclararles el porqué.

Un matrimonio joven que, junto con su hijita, conformaban una familia feliz queda roto tras la inesperada muerte de la mujer, que dedicaba todo su tiempo al cuidado de la niña. El padre, obsesionado en que su hija no sufra por el vacío dejado por su madre, llegará a límites insospechados en su comportamiento e identidad que no serán entendidos por la sociedad que le rodea. Gracias a la encarnación del sufrido protagonista, Juan Diego Botto realiza la mejor interpretación de su carrera profesional.

Achero Mañas consigue un drama familiar irregular que trata asuntos tan serios como la necesidad que tienen los niños en su crecimiento de tener un referente paterno y materno o la dificultad que supone educar (aunque aquí se confunda cariño con consentimiento a todos los caprichos). Todo ello unido a una acertada crítica sobre  la complicada situación actual de los varones divorciados debido a la implantación de una fuerte ideología de género que, en cuanto a custodia de los hijos, les deja siempre en desventaja

Pero es una lástima que para plantear todos estos temas, Achero Mañas (que asombró por la autenticidad que destilaba su ópera prima: El Bola) recurra a la astracanada, transitando por tópicos alrededor del respeto a seres diferentes, lo que conduce a que, en algunos momentos de la trama (bien planteada en el arranque), su película recuerde al cine de Almodóvar. Porque Todo lo que tú quieras deja en evidencia que resulta demasiado complejo compatibilizar sociología con esperpento.

Para: Los que sean capaces de apreciar una acertada crítica social bajo el barniz de una trama con toque almodovariano