Sr. Director:
Los mayores y pensionistas entendemos que con las cosas de comer no se puede ser impreciso ni tampoco inconcreto.

Nacimos y crecimos en una época y en unas circunstancias que nos hicieron agudizar lo suficiente el ingenio para tener claro que tener una muñeca o una pelota era un autentico privilegio; que la mayoría no íbamos a poder, y menos si se trataba de una niña, contar con una formación básica sólida.

Teníamos muy claro que a los 14 años emprenderíamos el inicio del camino por el que habría de discurrir nuestras vidas como era parir y criar una generación nueva con la esperanza de que iniciase el suyo desde un punto mejor de partida que el nuestro.

Hoy, los mayores somos aquellos niños y niñas que empezaban a cotizar a la Seguridad Social a los 14 años; trabajaban una media de 10 horas diarias y 5 los sábados. Hemos cuidado de nuestros padres, de nuestros hijos los cuales han podido ir a la Universidad, en muchos casos sin beca porque nuestros ingresos (tanto nos hemos afanado sus padres por superarnos…) no eran de la cuantía mínima exigida como requisito para su concesión, de manera que, por una parte no han disfrutado de beca ellos y, nosotros hemos pagado más impuestos. O sea, que hemos sudado nuestra pensión.

Ahora se nos explica que las pensiones actuales se pagan con los ingresos de las cuotas de la Seguridad Social y, como éstas son muy escasas, como el déficit es tan desorbitante y tenemos que cumplir con la Unión Europea tenemos que disminuir el gasto porque, claro, hay que rescatar a aquellos bancos (esas empresas especuladoras, sin alma) que son, mira tú por dónde, los que, precisamente, han servido y siguen sirviendo de instrumento al poder político para que sus dirigentes vivan como reyes, pasen a pertenecer a la clase "rica" (sí, a la que se refiere el Sr. Gordillo), se vayan con planes de pensiones de escándalo, disfruten de sueldos y complementos de otro tanto, les paguemos consejeros, Consejo de Estado, y coloquemos a la afiliación para encontrarnos, a la vuelta de la esquina, con España patas arriba, endeudados, no sabemos contar hasta qué generación, y nuestras pensiones en el aire.

Nuestro presidente no ejerce la mayoría absoluta que le ha otorgado el pueblo para que ponga algo de cordura a tanto despropósito. Porque no echa mano del Art. 155 de la Constitución para callar voces totalmente fuera de lugar en el siglo XXI; no hace referéndum para el cambio del sistema electoral que hace que actualmente el voto catalán o vasco valga por dos andaluces, por ejemplo, y evitar que España tenga que vivir de rodillas ante la infravalorada lección que, con tanta generosidad y maestría docente han dado a España ambos durante toda la vida para que se avenga a razones; no dispone que se supriman televisiones autonómicas elevadas al cubo; no reduce los cargos públicos, los salarios de políticos y cargos de confianza, no suprime subvenciones a partidos políticos y a sindicatos y fundaciones, etc., no exige responsabilidades a quienes han permitido que nuestra crisis sea más grave debido a su falta de aptitud (en todos los rincones de la Península) pero sí nos dice que hay que ser prudentes y cumplir con la UE, que, de momento, no piensa tocar las pensiones, y se nos pone la mosca detrás de la oreja.

Pero bueno. Vamos a ver, los pensionistas tenemos que mantener a nuestros hijos, licenciados, que no tienen ni trabajo ni prestación por desempleo, y sufrir la subida del costo en nuestro consumo "forzoso", no caprichoso, debido a la subida del IVA y sus efectos.

Deseo y espero, Sr. presidente, que ni toque las pensiones ni baje más el salario a los funcionarios de carrera. Si es que quiere que la ciudadanía vuelva a creer en los políticos y en la Democracia. Ahora mismo tenemos todas las pruebas boca arriba para creer que no podemos fiarnos de ninguno. Como ya dijo Quevedo en su tiempo, "Toda España está en un tris, y a pique de dar un tras".

Isabel Caparrós Martínez