Concebida como una miniserie, Tierra de pasiones llega a la cartelera de los cines españoles en una versión reducida (de algo menos de dos horas de metraje) cuyo montaje parece haber sido realizado por un auténtico descerebrado.

 

Así, lo más interesante de este proyecto: el mostrar los acontecimientos históricos que ocurrieron en la ciudad de Québec, a mediados del siglo XVIII, quedan relegados a un segundo plano para destacar, en esta desacertada versión cinematográfica, la relación amorosa que mantiene un aventurero, de origen noble, con la salvaje hija de un molinero (a la sazón, una bella viuda con una hija).

 

La película ni emociona, ni entusiasma, ni atrapaParece uno de esos folletines que se emiten, actualmente, en la sobremesa de algunas cadenas televisivas. Para más inri los momentos presumiblemente románticos evocan, por la composición y la música, a los anuncios de perfumes (sí, esos tan terriblemente cursis). Así que, ante tal majadería argumental, queda mermado el importante esfuerzo técnico y artístico

 

Para resumir en pocas palabras: Tierra de Pasiones es un auténtico plomazo

 

Para: Los que sean asiduos de Pasión de Gavilanes y folletines similares. El resto salgan huyendo