Sr. Director:
Entre la destrucción terrible que ha asolado Haití a causa del terremoto, nos llega una noticia conmovedora de auténtica solidaridad y desprendimiento.

 

Una señora venezolana, sencilla, humilde de porte y muy rica -no tienen por qué estar reñidas las virtudes con las riquezas- ha cedido su gran hacienda o cortijo para permitir la instalación de tiendas de campaña que alberga a unos ocho mil haitianos, contribuyendo así a  aliviar la precaria situación de muchos de los afectados.

La única razón que dio, en este caso a los micrófonos de TVE, fue que lo había hecho porque se trataba de ayudar a seres humanos. Nos mostró también las cámaras  a grupos de haitianos que trabajaban para ayudar a los demás, guisando, cosiendo y hasta unos niños que prestaban sus pequeños servicios; toda una organización de utilidad a favor de unos a otros.

Algunos haitianos referían que la señora Mariana, como se llama la protagonista, era muy conocida en esa zona y no dudaron en pedirle ayuda, sabedores de su buen corazón. La casa de esta señora apenas había sido dañada por el terremoto y quiso compartir su suerte con los más necesitados.

Sra. Mariana, es muy posible que su ejemplar acción no obtenga en este mundo reconocimiento alguno, pero debe sentir por dentro una alegría que no se consigue sólo con las riquezas. Quizás para algunos pueda significar una acción normal, dadas las circunstancias, pero en nuestro tiempo que lo normal es lo raro, agranda su solidaridad al ir contra el egoísmo de pensar en sí misma.

Felicito a TVE por dar esta noticia tan positiva en medio de tanto horror, y para la señora Mariana ¡Chapó!

Pepita Taboada Jaén