Telefónica también está colaborando en la precarización del empleo. Así, hablamos sólo de España, en cinco años la plantilla de la primera operadora española pasará de 40.000 a 25.000 empelados. Cada uno de ellos le sale a la compañía por 250.000 euros por cabeza. De hecho, la compañía que preside César Alierta habla de competencia desleal, porque las prejubilaciones en otros países, por ejemplo, Francia, corren a cargo del Estado, siendo que precisamente es France Telecom la nueva competidores de Telefónica, como propietaria de Amena.

Veamos: en 2003 Telefónica prejubiló a 5.489 empelados; en 2004 les tocó el turno a 2.417. En 2005 sumaron 1.945. Es decir, 9.851 persona en un trienio. Pues bien, en 2006 serán 1.500 y en 2007 se elevaran a 3.700.

El coste es tremendo, pro que en bruto viene a representar algo más de 250.000 euros por cabeza. Con ello, se puede decir que desaparecerán todos los trabajadores que superen los 52 años, o prácticamente todos. El único requisito que se les exige es haber estado en la empresa 15 años. En definitiva, se expulsa a las personas con más experiencia.

¿Significa eso que no se cubrirán las bajas? No exactamente. Lo que ocurre es que se sustituyen por contratas, es decir se externaliza. Ahí llega la precarización indirecta del empleo, dado que a esos trabajadores les sustituyen contratas externas, sobre todo como fuerza de ventas. Y esas contratas tienen trabajadores peor pagados que los de Telefónica, jóvenes que trabajan más horas por menos dinero

Por su parte, el Gobierno Zapatero, en teoría enemigo jurado de las prejubilaciones, n puede levantar mucho la voz, dado que también acude a este tipo de prácticas cuando le conviene. Por ejemplo, ahora prepara prejubilaciones masivas en el ente público Radio Televisión española (RTVE), por lo que poca fuerza moral tiene para reñir a las compañías privadas.