Sr. Director:
Estoy de acuerdo con su artículo sobre las bodas negras, celebrando un divorcio, con las tartas invertidas, etc., pero he de confesarle que el asunto me parece mucho más siniestro, por el parecido que tienen con las "misas negras", misas satánicas, en las que, en particular, todo es negro y donde lo que se invierten son las cruces.

No quiero dar a entender que la mayoría de los que celebran estas bodas lo hagan con esta intención... sino más bien que mucho me temo que el que inventó esta moda, sabía lo que hacía y si eligió este simbolismo era precisamente para recordar a lo que recuerda...
Probablemente, la mayoría de los que practican esta diversión (que podemos calificar de demoniaca, pero no de satánica) les están siguiendo inconscientemente el juego.

Jesús P. Moreno