La nueva presidenta de Andalucía, Susana Díaz, se confiesa católica, miembro de una cofradía mariana de Sevilla y, al mismo tiempo, una abortista declarada, que ha formado un nuevo gobierno aún más abortista. Es la política del siglo XXI, que por no renunciar a su carrera política es capaz de no renunciar a uno y a su contrario.

Esto ya no es incoherencia, es contradicción en estado puro. Lo que nuestros abuelos decían, ponerle una vela a Dios y otra al diablo. La del diablo, un pelín más gorda.

Eulogio López

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