Sr. Director:
Muy negra deben ver la representación los chicos del PSOE cuando han sacado del Interior del tornavoz a su dictador (quiero decir apuntador), que ha saltado al centro del escenario en medio de la deplorable tragedia griega que es el Gobierno.

 

Creía yo que el señor ZP desempeñaba todos los papeles, pero hay uno que es más que él, que tiene el libreto, que ha venido dando letra -dictando- desde el tornavoz a todos y cada uno de los personajes. Siempre ha estado en un discreto segundo plano, desempeñando las tareas menos agradables: el GAL; el asalto al régimen democrático al romper el día de reflexión de 2004 con una soflama contra el PP por el atentado del 11-M, cuyo cerebro por cierto aún no se conoce; el affaire del bar Faisán, que permitió escapar a un terrorista por un aviso todavía no resuelto; en fin, el asunto de las escuchas telefónicas tampoco le queda lejos al hoy Superministro, único superviviente de los distintos barridos del PSOE desde los años 80.

La frase por la que pasará a la historia es España no se merece un Gobierno que mienta. Para pronunciarla con convicción es probable que ensayara delante de un espejo.

Amparo Tos Boix