Exclusiva de Telemadrid. Exclusiva visual, porque la noticia ya se ha había dado en Internet y en otro medios tradicionales. Llegan unos pobres negros (conocidos como subsaharianos en lenguaje políticamente correcto, idioma en el que los españoles somos subfranceses, y los italianos, subalpinos) en patera a, pongamos por caso, Fuerteventura. Como el Gobierno, el de Zapatero antes del de Aznar, no sabe qué hacer con ellos, los hacina en hangares en el mismo aeropuerto de Fuerteventura e incluso, cuánta generosidad, se les da de comer. Pero claro, pasan los meses, los hangares se llenan y el ministro José Antonio Alonso, conocido por el lince maragato, no sabe qué hacer con ellos. Allí, en una isla, un montón de negros, perdón, subsaharianos, se nota demasiado, y alguien podría acusarles de quien sabe qué explosión de submarinos, y entonces ya pasarían a denominarse negros, propiamente dicho.

Entonces, continúa el relato de Telemadrid, les meten en un avión lo cual, seguramente les encantará a estas pobres gentes- y les trasladan a Barajas (Esperemos que no en Iberia, porque no recibirían ni un bocadillo si no es previo pago). A continuación, desde Barajas, se les envía al Ministerio del Interior. Como quiera que los negros no están dispuestos a decir de qué país procedan, porque no quieren que les repatríen, y siempre según el relato de Telemadrid, la policía se los ofrece a ONG, que se han especializado en tramitar papeles.

Ahora bien, y este es el final de la historia, las ONG no son en este punto sino burócratas que llaman a la puerta del mismo Estado al que los inmigrantes les queman en las manos por lo que, en pocas palabras, y sin más preámbulos, los dejan sueltos en Madrid.

¿Qué quieren que les diga? Madrid es una ciudad-provincia que se aproxima seguramente los ha superado ya) a los 6 millones de habitantes. Así que 1.000 más, 1.000 menos, apenas ni se nota. Siguen siendo ilegales por lo que no pueden beneficiarse de las prestaciones públicas, pero en Madrid nadie se mure de hambre: hay albergues, están las Misioneras de la Caridad, las Hermanitas de los Pobres, etc. En Madrid, 100.000 personas más apenas se notan. En Fuerteventura sí, pero en Madrid no hay cuidado.

No es broma: seguramente no es mala idea. Pero sorprende la hipocresía del Gobierno Zapatero, que utiliza las grandes urbes para depositar a personas a las que no está dispuesto a ayudar. Zapatero bramaba días atrás contra quienes predicamos la apertura de fronteras. ¿Alguien puede decirles a los españoles que podemos acoger a todos los inmigrantes que llegan a España? Y, como al parecer él no se atreve, decidió soltarlos en Madrid, ciudad más que mestiza, que es una cosa sana.

Y si bien lo piensan, concluirán que no es el peor sistema. Por ejemplo, es mejor que lo de Mohamed VI, que traslada a los negros, perdón, subsaharianos, al desierto y allí los deja morir de sed. Así se les quitan las ganas de volver.

Eulogio López