El ministro de Industria viaja a Argelia para negociar sobre el precio del gas. Mientras tanto, el consumidor habitual tendrá que soportar una nueva subida

 

En septiembre, Miguel Sebastián anunció la caída del precio en un 1,2%, pero  no se dice nada de esta subida.

Un nuevo revés para los bolsillos de los españoles. Si en cada inicio de un puente festivo (y sino, en el día a día) sube el precio de la gasolina, si cada dos por tres sube la electricidad o precio del butano, ahora es el gas el que alza el precio.

Mientras desde el Gobierno y el presidente de la CEOE, se habla de moderación salarial para salir de la crisis, los gastos para las familias cada día aumentan. Excepto en los últimos cuatro meses, desde noviembre pasado cada 30 días ha habido un aumento en el precio del gas licuado por canalización, y en este mes de octubre, el alza será de un 3,9%.

Aunque seguramente el ministro de Industria Miguel Sebastián no acude a Argelia acuciado por el daño que estas continuas subidas producen a la economía familiar, es bueno que acuda a negociar con el país magrebí y así lograr acuerdos estables y fiables. En estos momentos España depende del gas argelino en un 30% y una sentencia de un tribunal internacional de arbitraje por el que la empresa Gas Natural debe pagar un laudo a la empresa argelina Sonatrach, pintan un mapa poco halagüeño y más bien lleva a pensar en futuras subidas del precio del gas, pese a que el secretario de Estado de Energía, Pedro Marín, asegure que el conflicto empresarial no tendrá ningún impacto inmediato sobre la tarifa del gas natural.

Andrés Velázquez

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