El científico británico Stephen Hawking (en la imagen), el mismo que a la mínima de cambio proclama su ateísmo y repite eso de que Dios no existe, negando el más elemental principio de causalidad, se suelta ahora con otra frase de traca: "La inteligencia artificial augura el fin de la raza humana". Toma ya. Y completa la conclusión con otra idea: "Los humanos, que son seres limitados por su lenta evolución biológica, no podrán competir con las máquinas, y serán superados". No tiene ninguna base pero, ¡ay!, qué bien queda. Como en un guión de Hollywood.
Dice ahora el científico británico que "la inteligencia artificial augura el fin de la raza humana"

Al aclamado Hawking se le podría replicar lo mismo que dice el pensador francés Gustave Thibon a propósito de Nietzsche, que "no hay mejor prueba psicológica de la existencia de Dios que el desprecio por el hombre con el que habla el filósofo alemán". Thibon se refiere así a quienes "quieren eliminar a Dios en beneficio del hombre y son, después, los que menos perdonan al hombre el hecho de que no sea Dios".

Aparte de la causalidad (que enseña el sentido común), olvida el científico británico que el hombre es, en efecto, el único ser libre del Planeta que provoca problemas y serios (a ningún animal se le ocurría eso de la bomba atómica o el Estado Islámico), pero es también el mejor solucionador de los problemas que ha provocado. Es precisamente esa minucia la que evitar que se extinga, como sí sucede con los animales. Cuando un animal, que sí es limitado genéticamente como habla Hawking, no encuentra los recursos suficientes en el medio donde vive, pues eso, desaparece como especie, se extingue. El hombre, no.

Con un poquito de sentido trascendente de la existencia, Hawking no sólo entendería la causalidad para llegar a la primera causa incausada, Dios, sino que entendería mejor al hombre.

La raza humana, como él dice, es la única capaz de encontrar una solución cuando ve un riesgo potencial que amenaza con su desaparición. Por eso se dejaron de lanzar bombas atómicas y por eso también, aunque no se sabe todavía con qué saldo de muertos, el Estado Islámico será con los años un espejismo.

El problema, que Hawking no entiende, es que la antropología está por encima de la técnica y es la vía para encauzar sus hallazgos al servicio del hombre (con la economía pasa lo mismo, que no sirve como un tótem para entender al hombre en su conjunto). En otras palabras, que es el hombre, creado por Dios, quien controla a la máquina y no al revés. Lo contrario es otro espejismo del mito de la ciencia.

Rafael Esparza

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