Sr. Director:

Ante la apatía del Gobierno, algunas Catedrales se han visto obligadas, a su pesar, a cobrar entrada para sufragar los 300.000 euros anuales que conlleva su mantenimiento.

El malestar entre los visitantes de Dios y los turistas está servido. Este hecho, junto a la marginación de la asignatura de religión y las amenazas a la financiación de la Iglesia, resulta sospechoso, y más cuando se ha prometido 30 millones de euros a la confesión musulmana y la inclusión de la enseñanza del Islam en las escuelas.

Mario Catalán

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