El ministro de Sanidad presenta a ZP como caudillo del mundo mundial, capaz de guiar a Alemania y a Francia

Bernat Soria se empeñó esta mañana en aportar su granito de arena al prestigio internacional de ZP. El ministro de Sanidad destacó que si Sarkozy reunió a los 15 este fin de semana fue porque Zapatero se lo pidió. Alemania había dicho que cada cual resuelva el problema en su país. El país más potente de Europa cambia de opinión y la propuesta es del presidente del Gobierno de España. Lo cierto es que Alemania ya estaba actuando por su cuenta y tomando decisiones muy distintas a las de España y lo que se consigue en la reunión de París es que España se sume a las medidas de Alemania.
De hecho, las acciones que el Gobierno español aprueba el viernes 10 no tenían nada que ver con las que aprueba el lunes 13, tras la cumbre: sólo había dado el visto bueno a la garantía de depósitos hasta 100.000 euros y un fondo de 30.000 millones de euros exclusivamente para nuevas emisiones. Por el contrario, lo que todos los países aprueban el lunes es la compra de activos tóxicos y de acciones de bancos (en el caso español, acciones preferentes y cuotas participativas de cajas). Por tanto don Bernat ha vuelto a mentir: nadie le hizo caso a ZP porque no llevaba tales propuestas. Y ojalá se hubiera mantenido en lo aprobado por el consejo el viernes 10: eran medidas menos dañinas para Juan Español.

El otro problema es la terrible falta de peso de España en el panorama exterior en los últimos años. Carencia que trata de suplirse con imagen: cuando las cosas no son, en lugar de trabajar para que sean, el Gobierno trabaja para que aparenten ser. ZP estaba realmente molesto porque no contaron con él en la reunión de los 4 países europeos del G8 y exigió que se le pidiera opinión. Sarkozy, por no pelear, le llamó a él y al resto de países de la zona Euro. El gesto ha servido a los adictos para presentar a ZP como caudillo de Europa. Una imagen que no encaja, por ejemplo con la portada de El País de este martes, en la que el Rey, Lula y el escritor Carlos Fuentes dialogan en un corrillo al que Zapatero se asoma como diciendo ¿me ajuntan?.