Begoña Cal argumenta que se debería de luchar en beneficio del no nacido, de igual manera que se ha peleado contra el tabaquismo y la violencia doméstica.

Sr. Director:

Me alegra que, de momento, las distintas visiones del problema que se debaten estos días en el Congreso coinciden en una cosa: que el aborto no es solución para la mujer y que hacen falta medidas de apoyo eficaces para ella. Sin embargo choca que, mientras todos ellos reconocen que el aborto no es bueno para la mujer, defiendan su ejercicio totalmente liberalizado.

Todo aborto genera una situación de injusticia e incompatibilidad de derechos al relegar al niño que no llega a nacer al nivel de cosa o célula y a la mujer embarazada, quizá inesperadamente, a la de usuaria de los servicios abortistas, sin considerar que un embarazo es algo más que un accidente sino una situación vital de la mujer embarazada que necesita apoyo y seguridad para llevarla a cabo con éxito.

Lo realmente progresista es apoyar a esas personas implicadas en cada embarazo. Me ha gustado la consideración de unos de los comparecientes de que si el tabaquismo, o la violencia doméstica se hubieran considerado conductas inocuas para la sociedad en su conjunto, conductas privadas sin más, no se habría hecho nada y éstas hubieran seguido creciendo.

¿Por qué no consideramos igual el aborto, que crece imparablemente hoy y entre nuestros adolescentes, y provoca la muerte de miles de  bebés cada año?

Begoña Cal

begokl@hotmail.com