El problema del déficit tarifario son las primas a las renovables. La factura no sale barata: 7.000 millones de euros al año, una cuantía similar al recorte del sueldo de los funcionarios. El Gobierno no sabe qué hacer. Una vez abierto el melón es difícil dar marcha atrás sin tocar la seguridad jurídica y los intereses de las entidades financieras que han engrasado el negocio verde.
Así que la solución parece que tiene tres patas. En primer lugar, la subida de la luz, que se aguante el contribuyente. En octubre el recargo será del 4,8%. Y en enero, volverá el tío Paco con las rebajas. Además, pequeños ajustes en las primas, porque la industria también debe contribuir. En último lugar, el Gobierno ultima un reimpuesto a la gasolina. Reimpuesto porque las gasolinas ya pagan impuesto sobre hidrocarburos, IVA sobre el conjunto -lo que resulta ilegal- y céntimo sanitario. Eso, por coger el coche.
Andrés Velázquez
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