Interesante montaje gráfico en Internet sobre un Discrepo del maestro Anson en lo de que el Papa se equivocó al proponer fidelidad y monogamia a los negritos.

Actúa así el maestro según el principio, bastante lamentable, de que cuando la virtud es difícil debe permitirse la injusticia. El hábito no debe rebajar la norma sino la norma elevar los hábitos y hacerlos conforme a naturaleza -¡qué escolástico me ha salido la cosa!-, porque, según esa regla, hace tiempo que el ser humano se habría depredado a sí mismo.

Hay una segunda razón por la que discrepo de las palabras de Anson sobre la petición de Benedicto XVI. Las negritas pueden estar estupendas y los negritos ser politeístas, iletrados y dados a la poligamia, pero no son imbéciles y pueden mejor, como todo el mundo. Los negritos tienen que darnos muchas lecciones de virtudes, por ejemplo de fortaleza, que no es mal camino hacia la pureza, a los blandengues europeos. En Uganda se ha demostrado que los negros no son bestias enfermas de sexo, sino que saben vivir la continencia con mejor espíritu que los europeos decadentes.

Dicho esto, el resto, diez sobre diez. Anson recuerda que el mejor predicador es fray Ejemplo, y que cuando la legión de comecuras que llama asesino al Papa por condenar el condón, ven a un sidoso terminal se alejan prudentemente unos cienos de kilómetros y se ponen a escribir feroces editoriales contra la insensibilidad vaticana desde sus asépticos despachos con aire acondicionado. Al lado del agonizante sólo queda una Calcuta que prefiere contagiarse de sida a morirse de hastío y desamor, un virus contra el que la investigación científica no encuentra rama alguna.

Eulogio López

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