Lo importante no es que España acuda a la Cumbre convocada por George Bush para abordar la crisis mundial, lo importante es que los políticos convocados vayan a la raíz del problema, no a paliar sus consecuencias. El cáncer se cura con quimioterapia, no con liposucciones.

Hasta el momento, todas las medidas adoptadas por los gobiernos occidentales han seguido lo de la mencionada parodia humorística británica: los gobiernos y los bancos centrales, con dinero de los ciudadanos, pagan a los especuladores sus pérdidas. Es decir, emplean nuestro dinero para pagarnos el dinero que nos han quitado. Hay otro montaje que también circula por Internet y donde se explica a las mil maravillas este procedimiento de robo compulsivo del rentista a trabajadores y empresarios.

En definitiva, en lugar de luchar contra la especulación y el apalancamiento -las dos bestias que han provocado la crisis- los gobiernos están ofreciendo más gasolina -con nuestro dinero, claro- a los especuladores para que continúen el juego y para que los prestatarios sigan endeudándose hasta perder la misma noción de riesgo.

Y como los poderosos siempre se equivocan en la misma dirección -y lo que es peor, poseen los mismos intereses- la cosa ha empezado, una vez más, en la Casa Blanca, y con ese personaje nefasto que es el secretario del Tesoro norteamericano, Henry Paulson, bautizado en un banco de inversión -Goldman Sachs- y secundado por toda Europa, especialmente por Gran Bretaña, pero también por España.

Y aquí estamos: lean la noticia que hoy publica el diario Expansión. Resulta que el fondo del Gobierno para otorgar liquidez a la economía se va a destinar a titulizar, es decir, precisamente a uno de los productos especulativos que han provocado el estallido de la actual burbuja. La paquetización es pura economía virtual que en nada ayuda -eso sí, parasitiza- a la economía real. Todo sea por la liquidez.

Que no, que a la banca no le falta liquidez: sólo que no quiere prestar a empresas y familias porque la mora se ha disparado. El problema de la economía española no es ni la solvencia ni la liquidez bancaria, sino el paro, producto, en parte, de que la banca no presta y se paralizan proyectos de inversión. Y sí: por ahora no hay problemas de solvencia bancaria en España pero los habrá: cuando los parados dejen de pagar. Pero ojo, esto es consecuencia, no causa.  

En cualquier caso, mal está que el Gobierno ZP utilice dinero público para ofrecer a la banca una liquidez que ya posee. No hombre no, lo que la banca quiere es que esa liquidez se la conceda el Estado y a bajo costo. Mal está que el Gobierno compre emisiones bancarias. Si lo que quiere es proporcionar liquidez al sistema, y lo hace con dinero de otros, lo lógico es que lo entregue directamente, a través del ICO, y que utilice las redes bancarias -tal y como se hace ahora para productos como la línea PYME y otros- como meros distribuidores de crédito. Entre las muchas tonterías que ha proferido últimamente el vicepresidente económico del Gobierno español, Pedro Solbes, una de las más orondas ha sido la de que el Estado no está para decirle a los bancos cómo administrar su cartera. ¿Pero qué cartera, señor Solbes? Si se trata de nuestra cartera, no la de los bancos. Con razón, el grito más oído en la City madrileña es la de ¡Sólbese quien pueda!

Pero ya esto, lo de utilizar dinero público para titulizar créditos ya otorgados, es el no va más de la plutocracia.

Volviendo a la Cumbre Bush: no se necesita un nuevo Bretton Woods, sino una nueva fiscalidad homologada dirigida contra la especulación, que grave la usura destroza-empresas y la economía virtual de los mercados financieros -y de paso, dado que de globalidad hablamos, el cierre de los paraísos fiscales-, una especie de Tasas Tobin. En resumen: o prohibir o gravar la especulación. Además, se precisa una  regulación del apalancamiento, todo ello subsumido en una lucha contra lo grande. Justo lo contrario de lo que están pensando nuestros sesudos gobernantes. Sí, porque el pánico ante la crisis ha generado la curiosa respuesta de las fusiones bancarias, como si el hecho de ser más grande suponga ser mejor. Es justo lo contrario: hay que gravar todo lo grande que es lo que ahoga a lo pequeño. El lema tiene que ser, otra vez, aquello de lo pequeño es hermoso. Hablo de sector público, de las empresas y de los mercados. Lo grande es ingobernable y las únicas economías de escala que funcionan son aquéllas que tienden a reducir, no a aumentar, el tamaño de cualquier actividad económica.

Casi mejor que ZP y Solbes no acudan a la cita. Si no, son capaces de financiar, con dinero de los españoles, las titulizaciones de Lehman Brothers. Ya saben, para dotar de liquidez al mercado.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com