El vicepresidente económico es un liberal. Y ejerce de tal. Pero de vez en vez, se columpia en sus propias contradicciones. Resulta que hace meses le preguntaron sobre si creía que la fiscalidad podía tener como objetivo la fijación de precios. Entonces respondió que el gobierno no podía pretender participar en la política comercial de fijación de precios de empresas privadas por la vía de la fiscalidad.

Pero ahora sugiere que ha habido cierta contradicción con los objetivos del Gobierno y por tanto sugiere -confirmando las expectativas de la tabacalera Altadis- que efectivamente habrá una subida de precios para corregir esa política de las tabalaceras de bajo coste de abaratar el precio a pesar de la fiscalidad. He aquí un liberal coherente.