No obstante, Fernando Restoy, con la emoción del recién llegado, insiste en cambiar el organigrama de la CNMV

En la mañana del lunes tomaban posesión el presidente de la CNMV, Julio Segura, reelegido, y el vicepresidente, Fernando Restoy, que sustituye a quien realmente ha mandado en el organismo durante una de las etapa más lamentables del supervisor bursátil: Carlos Arenillas, esposo de la ministra de Educación, Mercedes Cabrera.

EL vicepresidente Pedro Solbes aprovechaba el acto para mantenerse en sus trece sobre el  ahorro bancario en España. Solbes regañó con aspereza a los irlandeses por asegurar los depósitos al 100 por 100 y ahora resulta que los alemanes -a quien no se atreve a reñir, sólo increpar- hacen lo mismo.

Igualmente importante es que el vicepresidente económico ha paralizado la reforma de la supervisión bancaria y bursátil. Como se sabe, el Gobierno ha decidido que las solvencias de los intermediarios bursátiles sean inspeccionados por el Banco de España, con lo que la CNMV quedaría relegado a una especie de Defensor del inversor bursátil o de oficina de reclamaciones ante posibles -seguros- abusos por parte de agencia y sociedades de valores. Sin embargo, en un momento en que todo el mundo duda de la solvencia de todo el mundo, no es cosa de cambiar al inspector. Eso sí, con la emoción del recién llegado, el nuevo vicepresidente ejecutivo de la CNMV está empeñado en cambiar todo el organigrama de la institución: ¡Cosa más peligrosa!