Sr. Director:

En relación con la carta aparecida hace algunos días en su diario digital, "Votar en conciencia", de Raúl Sempere Durá, felicito a su autor por haberse planteado la legitimidad del argumento del mal menor a la hora de votar según un criterio católico.

La problemática del empleo del argumento del mal menor como guía para orientar el voto de los católicos en España aquí y ahora es la que señalaba Javier Garisoain en el artículo de Arbil que D. Raúl Sempere cita en su carta: que el que acepta dicho argumento ya ha asumido su derrota por anticipado. Entrega su territorio y renuncia a combatir. Sólo aspira a retrasar la aniquilación de los suyos en plena desbandada. Los católicos, hasta ahora, viendo lo insostenible de su posición, o se han arrojado a los pies de los vencedores suplicando clemencia a cambio de graves cesiones o han concentrado sus esfuerzos en buscar el agujero más confortable donde pasar el vendaval. Pero, contra lo que muchos esperaban, la situación no sólo no ha mejorado, sino que ha empeorado visiblemente.

Para arrojar luz y esclarecer la verdadera naturaleza del argumento del mal menor como única guía posible para los católicos aquí y ahora a la hora de votar en conciencia, hay que planteárselo como lo que en realidad es: el católico que razona en clave de mal menor ya ha dejado de pensar en el bien, ya no ve la política como un campo sobre el que tiene derechos, sino que asume que es de dominio privativo de los no católicos, ya no mide sus propias fuerzas, sino que se resigna a elegir un golpe que no sea el definitivo, y en resumen, no aspira a luchar con los católicos, y ya no piensa como un católico.

Por todo ello, considero de la máxima importancia para todos los católicos la reflexión sobre los motivos que les van a llevar a depositar en la urna su voto en las próximas elecciones. Ese momento puede marcar el final de la desbandada y la recuperación de la tan necesaria presencia católica en los ámbitos de decisión política o puede significar cuatro años más de presencia anodina, insípida e insubstancial de los católicos en la arena política con el único propósito de hacer recuento de pérdidas al final del período.

Además de los importantísimos temas de la vida y la familia como ámbitos en los que buscar el bien real que citaba D. Raúl Sempere, existen otros muchos ámbitos (educación, los jóvenes y el trabajo o la vivienda, nacionalismos, terrorismo, política internacional) en los que también ha de buscarse el bien posible y no conformarse con la nefasta táctica del mal menor.

Javier López Ureña

Javitxo_l@yahoo.es