• "Todos sufren de graves necesidades para su supervivencia diaria", explica el arzobispo Mons. Boutros Marayati.
  • Alepo, con gran presencia de cristianos, ha sido una ciudad maltratada por los yihadistas.
  • Mueren más de treinta personas en un atentado con bomba en la provincia siria de Hama
En Siria continúa la guerra civil, con consecuencias devastadoras para la población. Hoy se ha sabido que al menos 34 personas han muerto y otras cincuenta han resultado heridas este viernes tras la explosión de un coche bomba en la provincia siria de Hama, en el centro del país, informó la agencia estatal de noticias Sana.

El Frente Islámico, una de las alianzas yihadistas que luchan contra el régimen de Bachar al Asad, ha reivindicado el ataque en una cuenta de Twitter, según asegura la agencia francesa AFP.

Mientras, en Alepo, según cuenta la agencia Fides, la ya extrema situación que viven los habitantes de la ciudad a causa de la violencia se agravó aún más debido a la escasez de agua. Las fuentes y estaciones de bombeo están bajo control de los grupos rebeldes que suspenden el suministro como parte de su presión militar y los ciudadanos ya llevan días sin agua.

Como se sabe, Alepo es una de las ciudades sirias con mayor presencia de cristianos (entre un 20 y un 30%), por lo que los yihadistas la han maltratado de manera particular.

El arzobispo armenio católico Boutros Marayati cuenta a Fides que la Iglesia ha dispuesto un plan para atender al menos parcialmente la emergencia de agua. "Hemos reactivado los pozos antiguos que dan acceso a las faldas acuíferas subterráneas", explicó. "Las familias vienen a buscar agua para asearse y lavar su ropa".

La principal limitación de esta iniciativa es que dichos depósitos no han sido tratados y no puede garantizarse que se trate de agua potable, lo que expone a la población a las enfermedades. Sin embargo, el recurso es valioso en tiempo de verano, cuando el calor hace aún más necesario el suministro de agua controlado por los grupos armados.

El arzobispo también reportó la situación de la ciudad, evaluada en su visita al barrio de al-Maidan, donde vive una comunidad armenia víctima de bombardeos. "Hemos encontrado casas y escuelas destruidas y muchas personas están refugiadas en los locales de las iglesias, que también son objetivos de los bombardeos", denunció el prelado.

Este ambiente de violencia genera una gran incertidumbre para los habitantes. "Todos sufren de graves necesidades para su supervivencia diaria", describió Mons. Boutros Marayati. "A esto se suma la preocupación por las noticias que llegan desde el exterior, tales como la conquista de la ciudad iraquí de Mosul por parte de los islamistas. Que una ciudad tan grande puede caer así, de un día para otro, aquí es visto como un signo preocupante", expresó, refiriéndose a la voz de alarma que la Iglesia también ha elevado por la grave situación de orden público en Irak.

La Iglesia ayuda a los habitantes como puede, con agua y refugio. Y encima los cristianos son masacrados por los yihadistas que operan en Siria en esta guerra civil.

José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com