Velaba yo mis primeras armas periodístico-económicas, cuando me topé con José Joaquín Sancho Dronda, el hombre que presidió la CAZAR -entonces la entidad financiera más importante de Aragón- y la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA).

El reporter Tribulete buscaba respuestas contundentes a preguntas contundentes (ni las unas ni las otras sirven para nada): resúmame usted en una sola palabra la situación de la economía española. Y Sancho Dronda cogió el guante y me espetó: "Atonía". Así que un pipiolo recién bautizado en la profesión tuvo que interpretar... la única palabra solicitada. En mi vida me he viso en tal aprieto.

La palabra que resume a la grey católica en el momento presente es confusión
Pues bien, si ahora, ya vetusto, alguien me preguntará como resumiría, en una palabra, la tónica de la Iglesia actual, contestaría con aún menos dudas que Dronda: "Confusión".

Me refiero, claro está, a la madre de todas las batallas: el Sínodo de la Familia 2015, segunda parte del partido iniciado en 2014, si ustedes me siguen. El secretario general del Sínodo, cardenal Lorenzo Baldisseri (en la imagen), nos ha explicado cuál debe ser el espíritu de la segunda parte del encuentro: "evitar los esquemas y perspectivas propios de una pastoral que meramente aplique la doctrina".

¿Meramente, don Lorenzo Ingenuo de mí, que hasta ahora consideraba la doctrina como la función primera de ese órgano mixto de Divinidad y Humanidad, conocido como Iglesia. Vamos, que a eso se dedicaban los religiosos: a enseñar -Magisterio- y practicar la doctrina en la que creían. Pero resulta que no. Esos son esquemas y perspectivas anticuados, como anticuado sería, por ejemplo, que un juez se dedicara, meramente, a aplicar la ley. Así, con 'meramentes' no progresamos.

Tampoco hay que extrañarse, pues el secretario general del Sínodo es el mismo que inauguró el encuentro -el match- con un rasgado de vestiduras que hizo fama y fortuna en el mundo: "No podemos volver 2.000 años atrás", aseguró, es decir, no podemos volver a los tiempos de Cristo. No nos engañemos, señores. Jesús de Nazaret no está mal como modelo pero los esquemas y perspectivas de 2015 nada tienen que ver con los del año uno. Si empezamos con nostalgias, estamos fritos.

Hablando de confusión, los 'lineamenta' de la segunda parte del Sínodo -y a lo mejor hay prórroga- incluyen la 'Relatio Synodi', es decir, los resultados de una primera parte un tanto bronca. Y entran en ella, los tres puntos que, por pura casualidad, no se vayan a creer, no alcanzaron mayoría de dos tercios en la primera mitad. A saber: el acceso a la penitencia de los divorciados y vueltos a casar, el acceso a la Eucaristía de dichos recalcitrantes y la acogida a las personas de orientación homosexual.

Y esto es bello e instructivo, monseñor Baldisseri. Tanto, que conviene analizarlo punto a punto. La verdad es que a los que viven en situación irregular se les debe coger, más que a ningún otro, con los brazos abiertos en el confesionario. Hombre, luego está el pequeño detalle de que conviene, conviene mucho, que la absolución vaya acompañada de otro punto de mera doctrina: el propósito de la enmienda. Es decir, que no se vuelva a las andadas.

Respecto a la Eucaristía, también hay que acogerlos, especialmente si antes han pasado por el confesionario y se encuentran en Estado de gracia.

Y lo mismo -acogida, siempre acogida- puede decirse de los homosexuales: se trata de ayudarles a que abandonen esa orientación y se orienten en sentido inverso, que no invertido. En los tres casos, acogida con los brazos abiertos. Pero la mera doctrina, por favor, me la dejen donde está.

Estoy convencido de que es a esto, y no a ninguna otra cosa, a lo que se refiere el documento Baldisseri.

Y todo esto, porque, ante la confusión, mejor quedamos como estamos. Como diría Rajoy: no puedo reformar la Constitución porque no hay consenso, y si no hay consenso los españoles podríamos acabar a tortas. O sea, como en la Iglesia.

Llegado aquí no voy a pedir que nos quedemos en la doctrina, Pero, oiga, ganas me dan. Porque más bien la situación de confusión actual, revela que todavía no hemos llegado a la mera doctrina, sino que estamos a varios kilómetros por detrás. Que, en suma, la Iglesia camina, como diría Clive Lewis, con mangueras a las inundaciones y con barcazas a los incendios.

Así, nos queda un brillante camino de progreso para llegar a quedarnos... meramente en la doctrina.

Estoy seguro de que esto es lo que quería decir el cardenal Baldisseri.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com