Las empresas españolas, especialmente Telefónica, Iberdrola y Gas Natural, cada vez se encuentran más comprometidas en México, precisamente en sectores regulados, cuyos protagonistas deben mantenerse en la más absoluta apoliticidad.

Lo malo es que México atraviesa ahora un momento crucial con el conflicto entre el Congreso y el alcalde de la capital, México, la ciudad más poblada del mundo, Andrés Manuel López Obrador. Hablamos del candidato mejor situado del PRD para las próximas presidenciales de 2006, representante del sector más radical y probablemente más demagogo de la izquierda mexicana, incluso más que el PRI.

Pues bien, Obrador ha reasumido sus funciones como alcalde de México DF, a pesar de que la Fiscalía de la Nación, dependiente del Ejecutivo que lidera Vicente Fox le advirtió que, de hacerlo, incurriría en un delito de desacato. Es igual, Obrador retó a la Justicia y a la Fiscalía con una manifestación que convocó a un millón de personas el pasado domingo. No sólo el mundo político, sino también el económico, viven pendientes de esta crisis institucional