La remodelación en el sector de la construcción le catapulta al primer plano de la actualidad. La sucesión de Villar Mir en OHL pasa por sus dos hijos, Juan y Pablo, y por su yerno, Javier. La tentación de Villar Mir consiste en trocear el grupo, y vender la actividad constructora, la menos rentable

Javier López Madrid. Apunten ese nombre porque va dar que hablar en el universo empresarial español, pasando de lo genérico a lo concreto, en la sucesión del grupo OHL, lo que es tanto como decir en la sucesión de ese personaje singular llamado Juan Miguel Villar Mir, su suegro.

López Madrid es uno de los pocos amigos verdaderamente próximo a SAR Felipe de Borbón. Es, también uno de los grandes amigos de Ana Patricia Botín y consejero del consorcio Veo TV, es decir de El Mundo de Pedro J. Ramírez y del grupo de Recoletos, presidido por Jaime Castellanos (al menos por el momento, por que Castellanos ha puesto el cartel de Se vende).

Casado con la única hija de Villar Mir, López Madrid es consejero de OHL, consejero delegado de Ferroatlántica, máximo responsable de la inmobiliaria Espacio. Pero eso no significa que trabaje para su suegro. Es más, su especialidad no es la contracción ni los fertilizantes, sino las finanzas. Comenzó su carrera profesional en Goldman Sachs, en la central de Londres. De vuelta a España funda Tresis, agencia de valores, digamos competencia de Invertia. Es decir, gestión de patrimonios con soporte en Internet. A Goldman Sahcs le gustó el proyecto y entró en el capital. Así mimo, es socio de Mobius, consultora financiera y de gestión de patrimonios. Fue el impulsor de Abbla, que no deja de ser el operador virtual ahora tan de moda- que firmó un acuerdo con Vodafone, hasta que la multinacional angloamericana descubrió que los virtuales le quitan más negocio del esperado, y que más que sinergias tiene competencia, decidió quitárselo de encima. Abbla no está de acuerdo en el incumplimiento de contrato, le denunció a la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones. Buena idea, porque Vodafone se vio obligado a pagar una indemnización de 15 millones de euros. Y la cosa ha sentado jurisprudencia. Ahora que Bruselas permite a España lanzar los operadores virtuales de móvil, el precedente tiene su enjundia.

La fortuna de los López Madrid procede de su padre, Germán López, un gallego humilde que consigue traer a España nada menos que la Volvo. Él mimo se arriesga y comienza a montar concesionarios por todo el país. Llega un momento en que la firma sueca le ofrece quedarse con la red y convierte a López en multimillonario. Su hijo mayor, tocayo, Germán Lopez Madrid, coge el testigo, mientras el segundo, Javier López Madrid, se dedica a las finanzas. Al parecer, con éxito. Generación del Príncipe, un personaje obsesionado por la discreción, de esos que van a contracorriente: podría presumir de contactos, pero es lo que trata de evitar a toda costa. Una característica bastante común a muchos amigos del príncipe Felipe. Javier López Madrid es incluso capaz de sortear las curiosas relaciones entre el director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, y Ana Patricia Botín, presunta heredera del imperio Botín. La situación es peliaguda, porque la primogénita de Botín y el director de El Mundo se llevan a las mil maravillas. De hecho, los Botín son financieros intocables en El Mundo, pero Pedro José sueña con emular a Juan Luis Cebrián y ser consejero de Banesto (Janli lo fue de Bankinter), mientras que Ana Patricia -¡ah traidora!- acaba de renovar a Isabel Polanco como vocal del Consejo de Administración del Español de Crédito.

El caso es que López Madrid, amante de la discreción se ha visto metido, casi sin quererlo en el proceso de sucesión de Villar Mir, otra empresa familiar que topa con el mismo problema del relevo generacional (se diría que las empresas familiares no tienen otra preocupación que esta).

El pasado 23 de enero, Junta General de accionistas de la constructora OHL, Juan Miguel Villar Mir, presidente y propietario, sorprende a propios y extraños al señalar a sus dos hijos, Juan y Pablo e identificarlos como la clave de la sucesión. Dicho esto a una audiencia pendiente de si Villar Mir está comprando o está vendiendo (posee un 49,5% del capital), y con el grupo mexicano Hidafa (14%), pendiente de la recompra de títulos y de los rumores de venta del grupo, el aviso tenía su aquel. Además, es lógico que señale a sus hijos, pero lo cierto es que la mano derecha de Villar Mir en materia financiera es López Madrid y como segundo ejecutivo del grupo dispone de Tomás García.

Y es que el grupo empresarial de Villar Mir es bien distinto. Por ejemplo, Fertiberia marcha de cine, y lo mismo pude decirse de la inmobiliaria Espacio. El contrato de gas con Argelia ha resultado un acuerdo estupendo. Incluso, dentro del corazón de OHL, las concesionarias no están mal. Ahora bien, lo que es la construcción se ha convertido en una rémora. De las seis grandes constructoras españolas (ACS, FCC, Acciona, Sacyr, OHL y Ferrovial), OHL es, sin duda la menos rentable.

Es ahí donde surge la idea de Villar Mir de trocear el grupo antes de marcharse a casa y dar paso a hijos y yerno. Sus asesores, Ángel Corcóstegui y los hermanos Rodríguez Inciarte (Matías y Juan) le animan a ello, pero lo cierto es que pocos quieren comprar OHL sin más. Con el resto del grupo, quizás, en solitario, no parece probable. Esta es la opción de Villar Mir, los mexicanos, que son socios financieros, no presentes en la gestión y que sólo buscan plusvalía, preferirían que se vendiera el conjunto. Y siempre queda, claro está, el recurso a los fondo de capital riesgo, que con tal de desguazar una empresa son capaces de comprar pérdidas.

Lo que está claro es que la sucesión de uno de los grandes grupos familiares pasa por hijos y yernos. Mejor que no entren los fondos, pero, en cualquier caso, el mercado se muestra expectante.