No se me pierdan la nota de Profesionales por la Ética sobre un texto utilizado en el Instituto Maimónides de Córdoba: la naturaleza nos da el sexo para que lo llevemos a cabo con otra niña, otro niño o con un animal.

Este fin de semana estuve en Córdoba contemplando la estatua del bueno de Maimónides. No sé yo qué habría pensado nuestro buen filósofo y médico judío acerca de la enseñanza que se imparte en el Instituto cordobés que lleva su nombre, pero seguramente se habría exilado nuevamente, y esta vez no por la llegada de los almohades, sino por la invasión del Zapaterismo.

Aunque, qué quieren que les diga, para mí que nunca acabamos de profundizar en el asunto. A ver, si el sexo está para practicarlo con uno, una o animal (uno y una, supongo), ¿por qué debemos negarlo a los adolescentes, y de paso a todos nosotros, otras experiencias tales como la necrofilia, además de con objetos inanimados, entre cuyas ventajas radica la de no pudrirse?

Porque lo de llevarlo a cabo con una cabra ya está muy abierta, oiga usted. Percibo que en Educación para la Ciudadanía estamos todavía en nuestro albores: hemos de investigar e innovar mucho más, por los inmensos territorios del proxenetismo, el la pedofilia, el incesto y, naturalmente, la mencionada necrofilia, seguramente el cénit del proceso pedagógico.

El Instituto Maimónides de Córdoba puede convertirse en un espléndido laboratorio de idas al respecto. ¡Vaya que sí! Salgamos de la caverna y afrontemos un futuro progresista sólo apto para los osados.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com