En la SER, Carlos Francino destacaba esta mañana un reportaje publicado ayer en El País que contaba que la madre de Iñaki de Juana, fallecida recientemente, estuvo siendo atendida hasta el último momento por su consuegra que era viuda de un militar asesinado por ETA. La conclusión del artículo era que el odio puede superarse. Y su autor, Pablo Ordaz, contaba: "El País Vasco está lleno de historias así,  que se alejan del blanco y el negro". "Hay muchas historias de dolor y también muchas historias recientes que nunca van a salir a la luz y que la gente lleva con mucho dolor y discreción". 

 

Otro tertuliano comentaba que Batasuna trata de evitar que comportamientos como el de esta señora se conviertan en algo generalizado. Me impresiona la condición de madre de un asesino que va a verle a la cárcel y que no quiere saber nada de las opciones políticas de su hijo".

 

Y Daniel Innerarity comentaba que "el País Vasco no es una sociedad dividida por el odio, aunque hay mucho odio. Esas historias no salen. Es importante que se trabaje por desmontar ese mundo de presión en torno a los presos. El acercamiento de los presos contribuiría a desinflar un globo muy metido en la política vasca".