Sr. Director:

España abre sus puertas a una de las semanas más espectaculares, la Semana Santa. Los españoles salen a las calles para participar en las diversas procesiones y tradiciones sagradas: la solemne procesión del silencio de Valladolid, las fervorosas saetas en Sevilla, el interminable desfile de imágenes en Zaragoza, el estridente repicar de tambores de Las Turbas en Cuenca... y así recorreríamos cada rincón del país. Todo se centra en la conmemoración de la muerte del Salvador.

Constituye una semana llena de fervor, de cariño, de unión; en la que España se congrega alrededor de Jesucristo redentor. Es el momento de las túnicas, de las penitencias, del amor y de la oración. En ella el rostro sufriente y sangriento de Cristo recorre con armonía, al ritmo de los costaleros, las calles, las plazas; pero, sobre todo, los corazones. Y de la contemplación del Dios que muere, el alma noble del español responde con orgullo y compasión.

Que no digan que España carece de raíces cristianas. Que no le arrebaten la religión. Que de esas majestuosas tallas del Cristo y de la Virgen, no le despinten las lágrimas ni la sangre, ni las cambien por otras que no queremos. Jesucristo se halla más que presente, la religión despunta en este período, el amor de Dios continúa paseándose por los corazones españoles en esta Semana de Pasión.

Samuel Sanabria