Insisto: Israel, ya basta. Una vez más, esta guerra la empezaron los palestinos con el repugnante asesinato de tres adolescentes judíos, pero no se puede responder a un acto terrorista con un bombardeo indiscriminado. Es cierto que no sería indiscriminado si los palestinos no utilizaran a sus mujeres e hijos como escudos humanos ni se escondieran tras organismos presuntamente pacíficos -como la ONU-.

Todo Occidente se ha volcado contra el Estado judío por el bombardeo y los medios españoles con especial entusiasmo.

Ahora bien, yo tiendo a creer a quien combate a campo abierto más que a los que practican el terrorismo cobarde. Insisto en que la definición de terrorismo en el siglo XXI pivota sobre dos notas: esconderse tras la población civil y provocar víctimas entre la población civil. A Hamas puede acusársele de ambas cosas, a Israel sólo de la segunda y al menos intenta paliar las consecuencias de su castigo.

Recuerden ustedes lo que ocurrió durante la anterior invasión de Israel de la franja de Gaza. Algo muy parecido a lo de ahora: aunque contra una dependencia de la ONU. Gran campaña contra Israel... pero luego resultó que Israel tenía razón: los palestinos utilizaban las dependencias de la ONU como refugio de sus milicianos. Mientras, la diplomacia occidental presiona para acercarse a la paz.

El terrorismo del siglo XXI tiene dos notas características: se esconde tras los civiles y provoca víctimas entre civiles
Ahora, Jerusalén asegura que desde el refugio ONU fueron lanzados misiles contra sus fuerzas, ellos respondieron y bombardearon el refugio. Sinceramente, me creo más a los judíos que a los palestinos.

Por cierto, todos los entusiastas defensores de que los palestinos son víctimas y los judíos verdugos, sin matices, deberían preocuparse de los cristianos que sufren los ataques. Por ejemplo, del bombardeo del cementerio de una Iglesia cristiana que, sin ser la ONU, es decir, sin medios, ha acogido a palestinos que huyen de sus casas por temor a los bombardeos, sin preocuparle si eran musulmanes o cristianos. Porque en esta guerra no hay dos bandos, sino tres: el tercero, los cristianos de Palestina, olvidados por los unos y por los otros.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com