La patronal Nuclenor se ha manifestado reiteradamente en contra

 

El Gobierno alemán ha decidido prorrogar la vida útil de las centrales nucleares 12 años más. Es la manera del Ejecutivo Merkel de apostar por una energía barata, segura, robusta y autóctona como soporte de la industria del país. Eso sí, les exige un peaje. Se inventa una tasa para financiar a las energías renovables. Y la cuantía no es baja: 30.000 millones de euros. Hay quien calcula que la industria nuclear ganará 127.000 millones de euros con la decisión de Merkel. Es decir, hablamos de un 23% de los beneficios antes de empezar a hablar.

Sebastián podría importar el modelo alemán. Desde muchos ámbitos se ha especulado en los últimos meses con que la prórroga fuera acompañada de una tasa. En el caso español, ésta podría recaudar 630 millones de euros y junto a un impuesto hidráulico, permitiría recaudar 900 millones de euros y evitar la subida del 15% en la tarifa de la luz.

¿Por qué a nucleares e hidráulicas? La verdad: porque pasaban por ahí. Lo mismo que la tasa a las telefónicas por la eliminación de la publicidad de la televisión pública. Tienen dinero, pues que participen. Exactamente lo contrario de la seguridad jurídica. Por supuesto, lo envuelven mejor. Argumentan que se trata de una licencia administrativa y que por lo tanto, la licencia hay que pagarla. Algo así como el canon que imponen los ayuntamientos a los bares por montar las terracitas en las aceras. El problema es que no es lo mismo: la industria nuclear ha recibido ya la licencia, ha realizado las inversiones de seguridad a la que ha sido obligada. Y ahora no se puede imponer una puntilla con el argumentario de que sus inversiones ya han sido amortizadas. ¿Y qué? ¿Es que se le cobra más al taxista que ya ha terminado de pagar su coche?

Mariano Tomás

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