El secretario general del PSE, Patxi López, trata de vender a la opinión pública que su apoyo a los presupuestos vascos revelan la posición del socialismo vasco de ser alternativa de gobierno. Una argumentación que no termina de convencer al sector de Nicolás Redondo que observa este acercamiento al nacionalismo con muy malos ojos.

Desde Bruselas, la eurodiputada Rosa Díez, ha señalado la indignidad de esta posición. Y lo peor, esta posición cuenta con el aval del Gobierno nacional. Preguntada sobre este asunto el pasado viernes, la vicepresidenta del Gobierno, Mª Teresa Fernández de la Vega, afirmaba que bien suscrito está lo que se haya suscrito en el Parlamento vasco.

Un error innecesario. Porque bastaba con afirmar que ella no opinaba sobre los debates en los parlamentos autonómicos. Pero quiso dar un paso más. Probablemente porque De la Vega también es de las optimistas antropológicas que alberga la esperanza de alcanzar un acuerdo de paz con los asesinos. Y sobre todo, de las que tiene prisa por que los suyos regresen al poder en el País Vasco y por tratar de buscar un recambio a las exigencias de ERC. Y si hay que firmar las ayudas a los presos etarras, bien suscrito está. Muy fuerte.