La nueva ley de Propiedad Intelectual aprobada por el Congreso ha implantado el canon o impuesto digital. A partir de ahora todos los soportes digitales especialmente los CD, DVD y MP3 costarán más para que los intermediarios de derechos de autor conocidos como las SGAE repartan entre los autores y se repartan a sí mismos como gestores el dinero de este impuesto. Sólo quedan libres, por el momento, los discos duros de los ordenadores y, sobre todo, la banda ancha, en España representada por el ADSL.

De esta manera se reduce la libertad de información y se instaura un sistema injusto. En efecto el comprador de cualquier soporte digital que paga el impuesto no tiene por qué ser un pirata que aprovecha dicho soporte para descargarse películas, música etc. sin pagar por ello.

Por otra parte el canon faculta a los intermediarios privados, las SGAE, el reparto de los fondos obtenidos entre los creadores, reparto, además siempre polémico y por último, queda la cuestión de la copia privada que ya es de aurora boreal.