Sr. Director:

En un momento en que Dios se ha convertido para muchos en el gran desconocido y Jesús simplemente es un gran personaje del pasado, no habrá impulso de la renovación misionera sin la renovación de la calidad de nuestra fe y de nuestra oración.

No vamos a ser capaces de dar respuestas adecuadas sin una nueva aceptación del don de la Gracia. No sabremos ganar a los hombres para llevarlos al Evangelio si antes nosotros mismos no volvemos a una profunda experiencia de Dios

Y es que la primera, verdadera y única tarea es la de comprometer la vida por aquello que es realmente verdadero, necesario y último. Los hombres viven de Dios y los hombres tienen la tarea de anunciarlo, mostrarlo, de guiar el camino para ir a su encuentro. Pero es siempre importante recordar que la primera condición para hablar de Dios es hablar antes con Dios, convertirse en hombres de Dios, alimentarse de una intensa vida de oración, plasmados por su Gracia.

Dejémonos encontrar y captar por Dios, para ayudar a cada persona que encontramos a que sea alcanzada por la Verdad. Es de la relación Dios, que nace nuestra comunión y viene generada la comunidad eclesial, que abraza todos los tiempos y todos los lugares que constituyen el único pueblo de Dios.

Valentín Abelenda Carrillo