Su estilo de gestión consistía en aumentar los ingresos, no en reducir los gastos.

Sáenz nombra a Santiago Bergareche presidente y Dominique de Riberolles se queda como consejero delegado y primer ejecutivo. CEPSA se afrancesa, aunque el nuevo 'premier' conoce a la perfección el mercado español. Pérez de Bricio se jubila sin que el Santander haya conseguido colocar su paquete del 32% a ningún comprador.
Pérez de Bricio, el directivo que relanzó CEPSA sin "ERE" ni despidos, se retira a los 82 años de edad y en plena forma.

Toda su obsesión era "que la sociedad crezca", entre otras cosas porque mientras los directivos se referían a CEPSA como "la compañía" él seguía hablando de "la sociedad". Durante una década no formuló ningún expediente de regulación de empleo ni necesitó despedir a nadie. Eraº tan antiguo que su prioridad consistió en aumentar los ingresos en lugar de reducir los gastos.

Se despide sin que el ya eterno conflicto entre la petrolera francesa Total, cuarta en el 'ranking' mundial, propietaria del 49% del capital, y el Banco Santander, que quiere marcharse pero no encuentra comprador, se haya solucionado. Y así, la nueva CEPSA estará presidida por Santiago Bergareche, mientras Dominique de Riverolles actuará como primer ejecutivo. Riverolles procede de ELF Aquitaine, por lo que no tendría que estar bien visto en Total, pero es francés y lleva más de 15 años en España, por lo que conoce el mercado español como pocos.

Ha sido el vicepresidente del Banco Santander y de la propia CEPSA, Alfredo Sáenz, quien decidió ofrecer el cargo a su amigo Santiago, a la espera de conseguir un comprador de su paquete del 32% de la petrolera, opción bastante compleja.

Bergareche no se dedicará a CEPSA a tiempo completo, y continuar atendiendo otros consejos así como sus inversiones familiares. Por ejemplo, es hermano de José María Bergareche, hasta ahora consejero delegado del Grupo Vocento.

Los resultados de CEPSA avalan la buena gestión de Pérez de Bricio. Con él termina un estilo que, al menos la plantilla, esperan continúe. A partir de ahora, la Compañía Española de Petróleos se convierte en una compañía de gestión francesa, aunque sin superar la cuna que representa la participación del Santander.