Sr. Director:

A sus 84 años, la feminista Ivonne Knibiehler, ha roto un tabú: la verdadera liberación de la mujer pasa por la defensa de la maternidad. Madre de tres hijos, historiadora de la maternidad, acaba de publicar sus Memorias (Qui garderá les enfants?).

Knibiehler dice a Le Monde, que nunca fue de las feministas que consideraban la maternidad como un obstáculo. Es cierto que apoyaba las luchas de las militantes sobre la sexualidad, el control de la fertilidad, el poder o el trabajo. Pero estaba persuadida de que la maternidad seguiría siendo una cuestión capital de la identidad femenina: "No podía contentarme con esa orden implícita. 'Sé madre y cállate'. Mi formación de historiadora y mi propia sensibilidad me permitían afirmar que la maternidad no era solo un despliegue narcisista, un júbilo personal. Era también una función social".

Es defensora del derecho al aborto, pero recalca que "no se dice suficientemente a las mujeres que se trata de una prueba física y moral. Mientras que el aborto siga siendo para las mujeres un símbolo de liberación, lo sufrirán sin protestar, por desagradable que sea".

Además, como las mujeres siguen involucrándose más que los padres, reducir los cuidados a los hijos pequeños lo viven como una privación. No es casualidad que los candidatos a la presidencia de la República no cesen de prometer más guarderías, más ayudas a los padres que trabajan.

Knibiehler está convencida de que si se ignora la función social de la maternidad, se ignora al menos la mitad de las realidades maternas. "El feminismo debe en primer lugar repensar la maternidad: todo lo demás le será dado por añadidura".

Clemente Ferrer Roselló

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