Según los datos del Banco de España, el déficit comercial español, al cerrar el pasado ejercicio, era de 51.884  millones de euros, lo que supone un aumento del 37% respecto al ejercicio anterior. Al final, la Balanza por Cuenta Corriente ha cerrado el año con un déficit de 39.538 millones, casi un 90% más que en 2003.
El asunto es grave, por cuanto las exportaciones crecían al 5% las importaciones lo hacían al 11%, mientras el superávit de la balanza turística, que por lo general salva la Balanza de Pagos española, también se resentía (aunque dentro de los números negros).

Pero lo más grave de los datos aportados por el Banco de España son las inversiones directas. Las salidas fueron de 38.800 frente a unas entradas de menos de 8.000 millones de euros. Este es el año que más vigilan a los analistas. Desde la ampliación de la Unión Europea, España ha dejado de resultar atractiva para las empresas, que prefieren irse a países con salarios mínimos, como son los 10 que han ingresado en la Unión Europea, o bien invertir en China y la India.

Y si hemos de hacer caso al Partido Popular, la caída de inversiones se debe a que el Gobierno Zapatero no ofrece garantías suficientes de inversión.