"Al monasterio de Santa María de la Rábida no hay que llegar como simple turista, sino como peregrino que alcanza el santuario de una cultura. Has estado en el santuario de los pueblos hispánicos. Lleva como recuerdo nuestro deseo franciscano de paz y bien". Con estas palabras se despide el folleto que se entrega a los turistas en el austero, esto es, espléndido, monasterio de Santa María de la Rábida (en la imagen), sito en las afueras de Huelva. 

Allí, con el apoyo de los franciscanos, que continúan en 2014 instalados en un anexo del monasterio, pergeñó Cristóbal Colón su viaje, con la nao Santa María y las carabelas La Pinta y La Niña. Allí no nació una conquista ni tan siquiera una colonización, con ser la colonización más digna de todas, la que no aniquiló a las indígenas sino que las evangelizó y se fusionó con ellas en un mestizaje que dio lugar a la raza hispana (créanme, no existe la raza anglo-india ni franco-indonesia, pero sí existe la raza hispana). No, allí nació una cultura, la gran cultura cristiana, que aún hoy el 40% de los más de 1.000 millones de católicos existentes en el mundo son de raza hispana. Gracias a los Reyes Católicos, especialmente a la Reina Isabel, quien dejó claro que los indios eran hijos de Dios y como tal había que tratarlos.

Isabel la Católica, el mejor monarca que ha reinado en España

Ejemplo de esa cultura hispana es la ausencia de clases, el clasismo, base de la sociedad anglosajona, marcada por el fatalismo luterano de que la cuna imprime carácter, frente a la libertad católica e hispana… en la que todos los hombres nacen libres e iguales porque así lo certificó el Dios hecho hombre con su muerte en la cruz.

La Hispanidad, España e Hispanoamérica, es la zona menos clasista del planeta. Es cierto que también es la más familiar y que probablemente sobreprotegemos a nuestros hijos. Porque esta virtud hispana puede convertirse en defecto, cuando los padres empeñamos todo nuestro prestigio en hacerles la vida fácil a nuestros hijos. Ese tipo de clasismo sí existe en España y en toda el área hispana, incluidas Hispanoamérica y Filipinas, pero eso no se deja ver en la Rábida. Lo que yo extraje de este convento franciscano es que eso es lo que distingue la cultura hispana de la anglosajona, del astrónomo padre Antonio de Marchena y del Contador Real de Castilla, padre Juan Pérez, mentores de Cristóbal Colón ante Isabel la Católica -el mejor monarca que haya tenido España-. Ellos no querían el oro de América: querían evangelizar las Indias y acabaron evangelizando a los indios americanos.
 

La cultura hispánica es la menos clasista del universo, porque cree en la igualdad de todos los hombres, en su condición de hijos de Dios

Un lugar, el monasterio de Santa María de La Rábida, que todos deberíamos visitar con un motivo, la Hispanidad, para sentirse orgullosos de ser españoles. Sí, ahora no tenemos ni la fe ni el espíritu evangelizador de los franciscanos de La Rábida, pero podemos recuperarlos. Y también podemos hacer algo más sencillo: liberarnos de nuestros tontos complejos de españoles avergonzados de su historia, cuando sobran motivos para enorgullecernos de ella. Lo mejor que ha hecho España es la cultura hispánica, que el modernismo trató de destrozar y en parte, me temo, lo ha conseguido.

Habrá que volver a La Rábida.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com