Lourdes Méndez Monasterio ha tenido una gran intervención en el Congreso de los Diputados sobre la ley de plazos del aborto, mientras las diputadas progresistas hacían gestos despectivos.

Ya hemos dicho que los abortistas no quieren despenalizar, sino promocionar el aborto, que no lo consideran un mal menor, sino un bien posible, necesario y, siempre que se pueda, obligatorio.

La única pega que se puede interponer a Lourdes Méndez es la misma que a su antiguo jefe de filas, el acomplejado Aznar: si el aborto es tan nocivo para el abortado y para la mujer, ¿por qué no lo prohibieron durante los ocho años de aznarato, cuando se multiplicaron el número de infanticidios? Es la contradicción interna del PP, que pide que se no se amplíe la ley pero que se cumpla, que es lo mismo que si en tiempos de nazismo hubieran dicho que se podía exterminar a los judíos pero no a los gitanos, porque el primer genocidio sí era legal. Recuerden que, en un estado de Derecho, lo importante es cumplir la ley.

En el Congreso estuvo Guillermo Sánchez Andrés, un buen hombre, presidente del Consejo de Administración de la Clínica Dator, el mayor abortódromo de España, casi 10.000 seres humanos indefensos masacrados cada año. Don Guillermo se ha hecho rico con su floreciente negocio, reside en una de las calles más lujosas de Madrid. Cuando el militante provida Jesús Poveda le preguntó por qué hacía lo que hacía, si sólo obtendría dinero, don Guillermo le respondió:

-Tú no sabes lo que yo puedo hacer por dinero.

Lo cual es falso, porque sí que lo sabemos: es capaz de lucrarse con la muerte de inocentes y la despersonalización de sus madres. Al ritmo de 10.000 niños muertos /10.000 madres destrozadas por año.

A este buen hombre es a quien ayer recibió la ex ministra de ZP y ahora presidenta de la Comisión para la liberalización del aborto. Doña Carmen Calvo obsequiaba, premiosa, al insigne experto en abortos (y en verdad ha de serlo), quien salió por la puerta de atrás y se negó a responder a las preguntas del Partido Popular. Para mí que hay que beatificarlo.

Veamos a qué se dedica y cómo ha hecho su fortuna, san Guillermo Sánchez. Ésta es la filmación de un aborto y les aconsejo que no lo vean con el estómago lleno. Claro que a lo mejor san Guillermo no ha visto ninguno. A él le basta con cobrar.
Eulogio López

eulogio@hispanidad.com