Son las líneas rojas establecidas tras el fracaso del diálogo social el pasado verano

 

Antes del pasado verano, el Gobierno estaba dispuesto a rebajar las cotizaciones sociales. Pero tras la bronca con Díaz Ferrán, esa  puerta ha quedado cerrada. Se ha convertido en una línea roja. Los empresarios lo piden para ganar competitividad. Pero los sindicatos se niegan porque argumentan que puede poner en riesgo el sistema público. El Gobierno obedece a los sindicatos. Porque además, aunque el Gobierno vende que la Seguridad Social está en superávit, la realidad es que en términos de caja arrastra un peligroso déficit.
Pero este lunes parecía que podría ceder ligeramente. En primer lugar, si se culmina la separación definitiva de fuentes de financiación, hay margen para que las cotizaciones sociales bajen en medio punto. Si además se pretende aplicar un modelo austríaco que mejore las garantías de desempleo de los trabajadores habría que financiarlo. Los empresarios ya han señalado que ellos no ponen más dinero encima de la mesa. Así que habría que hacerlo con cargo a la Seguridad Social. Pero el Gobierno no cede. Así que unos por otros, la casa sin barrer. La partida sigue en tablas y los agentes se han vuelto a citar para el próximo lunes 26.