Los March mueven su influencia en Francia para que Total acepte que Cepsa se fusione con ACS y Fenosa. El SCH se ha convertido en el gran financiador de ACS y de Pérez en particular. La operación no puede sino contar con la aprobación del Gobierno Zapatero

Pocas cosas de pueden entender en la City madrileña si no se repara en lo ocurrido más de diez años atrás, cuando Alfredo Sáenz, hoy consejero delegado del primer grupo financiero del país, el Santander Central Hispano (SCH), se enfrentaba al considerable reto de sanear Banca Catalana. Entonces apareció por allí un desconocido Florentino Pérez, llegado de la Administración, dispuesto a comprarle Construcciones Padrós, una pequeña empresa que nadie quería. Así comenzó el imperio Florentino pero, sobre todo, así nació una gran amistad. Desde entones, Sáenz no ha dudado, tanto desde Banesto como desde el SCH, en financiar a Florentino en sus aventuras, en condiciones de mercado pero sin agobiar en la amortización, que todo hay que decirlo- Pérez ha pasado regularmente con cargo a los dividendos obtenidos.

En los mentideros financieros una reiteración, sin duda- se le canta a Florentino aquello de de dónde saca, pa tanto como destaca. Pues la respuesta es: el SCH y Alfredo Sáenz. Todo muy legal, dicho sea de paso, y, hasta el momento, impecable en su ejecución.

Ha sido Sáenz quien ha financiado a Florentino sus compras de acciones de ACS, en un momento en el que Pérez mira de reojo a los vencidos Albertos, que en cuanto se hayan liberado de sus cuitas jurídicas y al parecer es inminente- podrían plantar cara a Florentino. Y tienen un hombre para hacerl Javier Monzón, el presidente de Indra. Un detalle: los March, con la aquiescencia de Florentino, o quizás inducidos por él, vetaron a Monzón como consejero de Fenosa, y los Albertos cedieron: nombraron para ese cago al abogado, asimismo consejero de ACS, Manuel Delgado.

Ante la actitud, digamos equívoca, de los Albertos, Florentino aumenta su participación, siempre que puede, en la matriz ACS, y por eso está cada vez más unido a los March, principal accionista de la constructora.

Luego vino la compra de Fenosa, una vez más negociada por Sáenz y Florentino. Y no fue mala idea, porque los italianos de ENEL estaban preparados para dar el salto. Financia el SCH y una de las primeras órdenes del nuevo presidente, Pedro López Jiménez, es que la participación de Fenosa en la petrolera Cepsa no es financiera. Dicho de otra forma, que no se vende. Y entonces surge la idea, que en Madrid se atribuye al propio Sáenz: ¿Por qué no venderle Cepsa a Fenosa? A fin de cuentas, la OPA de Gas Natural sobre Endesa ha puesto de moda las fusiones energéticas integrales, y sería la forma de salvar a Cepsa de los depredadores franceses. Ahora bien, Total posee el 45% de Cepsa y sus amigos y socios de Abu Dhabi un 10%. Fenosa un 5%, y el resto, salvo el magro 6% que cotiza en bolsa, es del SCH. No, los franceses llevan cerca de dos años esperando que Cepsa caiga en sus manos como fruta madura

Por tanto, lo que el dinero no da hay que pedírselo a la política. Los March, principales accionista de Carrefour, están haciendo valer sus influencias en Francia para que Total acepte vender Cepsa a Fenosa, es decir, a ACS, es decir, a Florentino.

Y al Gobierno no le parece mal el intento e fusionar Fenosa y Cepsa por la sencilla razón de que está obligado a que le parezca bien. Puede que Zapatero y Montilla liguen a Florentino con el Partido Popular (su carrera política la hizo en UCD y con gente que está en el PP, es amigo de Gallardón y de Zaplana) pero nadie puede negar que la fusión entre Fenosa y Cepsa daría lugar a una empersa más que respetable, de titularidad española, más difícil de opar, con importantes suministros de gas y rescatada la una de posibles enemigos italianos o portugueses y la otra de los franceses de Total.