Sr. Director:
Precioso y práctico consejo el que S. Carlos Borromeo da a los sacerdotes de su tiempo, pero que es perfectamente válido para todos los de hoy día, que hemos entregado nuestra vida en el ministerio sacerdotal.

Lo encontramos en el Oficio del Lectura de este día en el breviario. Ha sido extractado del sermón pronunciado por el santo, obispo de Milán, en el último sínodo que convocó antes de su muerte.           

"¿Ejerces la cura de almas No por ello olvides la cura de ti mismo, ni te entregues tan pródigamente a los demás que no quede para ti nada de ti mismo; porque es necesario, ciertamente, que te acuerdes de las almas a cuyo frente estás, pero no de manera que te olvides de ti.

Sabedlo, hermanos, nada es tan necesario para los clérigos como la oración mental; ella debe preceder, acompañar y seguir nuestras acciones: Salmodiaré -dice el salmista- y entenderé. Si administras los sacramentos, hermano, medita lo que haces; si celebras la misa, medita lo que ofreces; si salmodias en el coro, medita a quién hablas y qué es lo que hablas; si diriges las almas, medita con qué sangre han sido lavadas, y así hacedlo todo con espíritu de caridad; así venceremos fácilmente las innumerables dificultades que inevitablemente experimentamos cada día (ya que esto forma parte de nuestra condición); así tendremos fuerzas para dar a luz a Cristo en nosotros y en los demás".

Ni que decir tiene que estas palabras valen para cuantos en la Iglesia se dedican a algún ministerio a favor de otros.

Miguel Rivilla San Martín