Sr. Director:



Cuando se habla de discriminación contra los cristianos es habitual pensar en países de mayoría islámica, dictaduras comunistas o en regímenes populistas.

 

Las cifras, Sr. Director, son escalofriantes: según un responsable de la OSCE, más de 100 mil cristianos mueren cada año por su fe. En realidad, el dato no debería sorprender. 45 millones de cristianos fueron asesinados en el siglo XX por su fe.

La gran pregunta es cómo entonces la cuestión no está entre las máximas prioridades internacionales. Especialmente llamativo es el silencio de Europa (en la misma Europa, el pasado año se documentaron cerca de 200 incidentes graves) y el de las Naciones Unidas, un silencio que seguramente se deba a que aquí tenemos mucho de qué avergonzarnos.

Enric Barrull Casals