Entrevista realizada por María Martínez a José Pérez Adán, profesor de la Universidad de Valencia y directivo del Instituto Valenciano de Fertilidad, Sexualidad y Relaciones Familiares (IVAF)

- ¿Por qué no funcionan, los programas de prevención de embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual, etc. o incluso logran el efecto contrario?

Porque en su mayor parte son programas defectuosos, mal enfocados, y desprovistos de autocomprobación. Suelen ser programas que dan información (no siempre completa) sobre anticonceptivos y enfermedades pero que no se ocupan de la educación de la voluntad por parte de quienes tienen esa competencia, los educadores: padres y profesores.

Es curioso que los mismos enfoques y los mismos equipos que los han llevado a cabo repitan por concesión administrativa cada vez que se pone en marcha una nueva campaña de difusión o concienciación entre la juventud sin preguntarse por qué ha fallado la campaña anterior. En mi opinión ello es debido a que hay aquí más ideología que ciencia. No se explica si no, que los enfoques que priman la educación en la continencia y la responsabilidad, que por otra parte tienen éxito contrastado en otros países, sean sistemáticamente marginados por las administraciones públicas españolas.

- ¿Cuándo y por qué nace el Programa SABE?

El programa SABE, que es acrónimo de Sexualidad Adolescente Básica para Educadores, nació como programa propio del Instituto Valenciano de Fertilidad, Sexualidad y Relaciones Familiares (IVAF) hace 9 años y en este tiempo ha sido cursado por más 5.000 alumnos de 20 países desde el Pontificio Instituto Juan Pablo II (PIJPII) sección española. Nuestros programas de educación de la sexualidad responden a la necesidad de dotar a padres y profesores de los conocimientos, recursos y metodología adecuados para transmitir a sus hijos y alumnos la ciencia y conciencia apropiadas para descubrir y valorar su sexualidad desde una óptica respetuosa con la dignidad y trascendencia del ser humano. Actualmente cubrimos la educación de la sexualidad desde la etapa infantil hasta la vida adulta.

-¿Lo definiría como educación sexual?

Nos gusta más hablar de educación de la sexualidad, que entendemos se basa en el respeto y reconocimiento de la fertilidad. Una característica de nuestro programa es la naturalidad en el sentido que pensamos que lo normal es que la educación de la sexualidad la impartan los padres ayudados por la escuela, colegio o instituto. Por eso nuestros programas se dan a adultos con responsabilidad educativa, y por ello el programa SABE se ha ampliado a padres y profesores de niños en edad infantil. Así ahora el IVAF ofrece un programa de educación de la sexualidad que abarca todo el itinerario educativo, infancia, adolescencia y vida adulta. Disponemos de cursos específicos que llamamos SABE Infancia y SABE Adolescencia y un SABE integrado. Todos los cursos SABE están cosidos con un hilo de continuidad cuya clave es el conocimiento de la fertilidad y la educación de la voluntad con el objetivo de capacitar para el amor.

- ¿Por qué se centra en los padres? ¿A quién más está dirigido?

Porque en este tema más que en cualquier otro es verdad eso de que los primeros educadores son los padres y no podemos pretender sustituirles en ese cometido. Sin embargo la labor subsidiaria de la escuela debe de encontrar también profesores preparados para llevar a cabo la parte de educación de la sexualidad que les pueda competer de acuerdo con la opinión de los padres. Nuestra experiencia en todos estos años es que ni los profesores ni los padres disponen por lo general de la preparación adecuada para desempeñar esta tarea tan importante y por eso tratamos de llegar con nuestros programas a todos lados facilitando también la impartición a distancia a través de internet.

- ¿En qué situación se encuentran los padres que acuden al programa?

Yo diría que en una situación de indefensión. No hay que olvidar que en muchos colegios e institutos se está de facto e intencionadamente deseducando a los jóvenes en estas materias alentando la irresponsabilidad, el sexo prematuro, la promiscuidad y, a veces, incluso la desviación. Creemos que la manera de evitar estos abusos es precisamente la formación: disponer de un buen número de profesores, directivos educativos y padres que estén en situación de ofrecer responsabilidad y valores como la continencia, la ciencia, y el respeto, amén de la denuncia de la ideología que muchas veces se esconde detrás de los programas sectarios que se están usando.

 - Cuando parece o se intenta hacer ver que tantos tabúes han caído, ¿están los padres mejor preparados que antes para hablar de sexualidad y afectividad con sus hijos?

Gracias a Dios la sexualidad ya no es un tabú. Hemos de conseguir que, contrariamente a lo que ocurre a veces, los jóvenes no vean a sus padres como unos anticuados en lo que se refiere al conocimiento de la sexualidad y ello hace necesaria esta formación. Unos buenos padres deben conocer los efectos e implicaciones de la píldora del día después o de la píldora RU y sus diferencias así como los métodos para reconocer la fertilidad. Si alguien que lea esto no lo sabe, es señal que debería de pensar matricularse en uno de nuestros cursos u otro similar.

- ¿Están los padres más o menos implicados que antes en este aspecto de la formación de sus hijos?

Sí sin duda, hay más implicación porque hay más preocupación. Pero al mismo tiempo hay desorientación. La mayoría de los padres siguen sin atreverse a hablar con claridad a sus hijos y siguen sin dedicar el tiempo suficiente a su educación para el amor. Los padres a veces cometen el error de confiar en quien no merece confianza. Internet, el grupo de amigos de sus hijos y las campañas educativas desenfocadas  suelen ser desgraciadamente todavía la primera fuente de información a la que acuden los jóvenes.

- ¿Cuáles son los principales errores que cometen? ¿Hay errores del pasado que se sigan cometiendo? ¿Y errores nuevos?

El principal error es no vigilar los contenidos educativos que se imparten en los colegios. Una parte importante de los libros de texto, incluso de editoriales de tradición católica, contienen graves errores en estos temas y propuestas de comportamiento que, analizadas a veces asépticamente, pueden considerarse incluso como perversas (hay libros que presentan el aborto como un medio anticonceptivo). Uno puede preguntarse ¿cómo es posible que a gente supuestamente experta en educación se le cuelen estos goles? La respuesta es la falta de instrucción: la mayor parte del profesorado no ha sido adecuadamente instruido en lo que concierne a la formación para una sexualidad y afectividad responsable.

- ¿Por qué han completado SABE con SABE Infancia? ¿Cuándo se debe empezar a educar para una vivencia adecuada de la afectividad y la sexualidad?

La respuesta que venimos dando siempre es: cuanto antes. Los niños se plantean el origen de la vida desde el uso de razón y ya tienen en ese momento que encontrar las respuestas adecuadas. Pero incluso antes, deben de tener idea de la razón de la diferenciación sexual, hay que ir educando en virtudes, así como enseñando a conocer lo relativo a la fertilidad y a utilizar e interpretar los medios de comunicación desde la más tierna infancia. Es verdad que se entiende que la formación de la sexualidad para el amor debe ser una propuesta educativa transversal que debe de estar desde el principio en el curriculum educativo (el formal de la escuela y el informal de la casa) pero aparte de eso, debemos de contemplar escenarios para la educación específica en la conversación guiada y en el aula.

- Una de las cosas que llama la atención del programa es que tiene bloques dedicados a aspectos que normalmente no se consideran dentro de la educación sexual (virtudes, vocación, hábitos saludables) ¿Por qué?

La formación, cualquier formación, debe ser integral: de aptitudes y actitudes. Y ahí están presentes las virtudes. El buen educador propone virtudes y rechaza vicios de modo general pero también de modo personalizado. Ciencia y ética van necesariamente unidas en cualquier disciplina y por tanto también en la educación de la sexualidad.

- ¿Qué consejos daría a un padre que no puede seguir el programa para educar a sus hijos para el amor?

Primero le diría que no me lo creo. Tenemos cursos presenciales y a distancia. Otra cosa es que alguien pueda decir que no tiene tiempo. Pero eso ya es una cuestión diferente. Si uno no tiene tiempo para sus hijos debe de preguntarse qué significa ser padre o madre. Les animaría diciéndoles que si los padres se toman en serio la educación de la sexualidad de sus hijos, lo cual implica reflexionar sobre si ellos mismos entienden y viven la sexualidad como pretenden que la entiendan y vivan sus hijos, tendrían la batalla ganada, cambiarían a mejor la vida de sus hijos y la sociedad. La labor educativa de los padres en esta materia, ayudados por los profesores es insustituible e imprescindible.

- ¿Qué deben saber los padres y cuál es la mejor forma de actuar frente a la televisión, la publicidad, los mensajes que reciben en el colegio o entre amigos, Internet, etc.?

Instrucción. Deben de saber. La actitud sin aptitud no sirve (ni viceversa). A los hijos, como a cualquier persona, hay que darles argumentos y esos argumentos, que son razonables, están al alcance de la mano a través de nuestros cursos y otros similares. Hay que educar el espíritu crítico así como la sensibilidad de los hijos y alumnos frente a la influencia de los medios de comunicación. Siempre hemos oído que la mejor inversión es una buena educación. Pues bien, hay que decir a los padres y profesores que se apliquen el cuento. En estos momentos este tipo de formación es una necesidad estructural que pienso que nos debe de interpelar a todos.

IVAF

http://www.ivaf.org/sabe.htm