• El presidente de la 'low cost' dejará de 'insultar' al cliente para competir con EasyJet y Vueling, que le han 'comido' el terreno.
  • Anuncia la apertura de seis nuevas rutas desde el aeropuerto madrileño, con un total de 36 frecuencias semanales.
  • Ryanair tuvo pérdidas en 2013 y quiere aprovechar la recuperación del sector aéreo en España.
  • La compañía se ha rendido a las exigencias de Aena en las tasas y en dejar de hacer numeritos, como el de la falta de combustible.
Michael O'Leary, presidente de  Ryanair (en la imagen), ha ofrecido esta mañana en Madrid una rueda de prensa -sin numeritos- para anunciar la apertura de seis nuevas rutas desde el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Pretende trasportar a 3,7 millones de pasajeros en 2014 y la creación de 3.700 empleos directos. Emprende así un viaje de vuelta al aeropuerto madrileño, tras un pulso con Aena -que naturalmente perdió-, y después de constatar que se había dejado comer el terrero por otras compañías. Michael O'Leary promete ahora que será un buen chico porque, claro, el transporte aéreo en España se está recuperando bastante y no es cuestión de dejar que las oportunidades vuelven con la misma alegría que lo hace él en sus campañas promocionales. El anuncio se da un día más tarde que Iberia informara en el mismo sentido. Vayamos por partes. O'Leary ha anunciado, en concreto, que las seis nuevas rutas, con un total de 36 frecuencias semanales, conectarán con Bremen, Catania, Colonia, Eindhoven, Fez y Varsovia. La compañía alcanza así 32 destinos operados desde el aeropuerto madrileño y 500 vuelos semanales. Su meta es crecer un 10% en el mercado español y alcanzar 27,5 millones de pasajeros. Para ello cuenta también con los aeropuertos de Canarias, Ibiza, Málaga o Alicante. A Alicante, por tanto, también vuelve y se había ido por una de las extravagancias de su presidente, que 'pa' chulo él: no le gustaban el número de pasarelas ni el color con el que estaban pintadas. Pero Ryanair no sólo vuelve a Madrid, sino que, además lo hace prometiendo más calidad -se resiste a ser la línea de los mochileros- y firmando una tregua con el gestor aeroportuario, un poco cansadito ya, dicho sea de paso, de las extravagancias de O'Leary. La decisión de Ryanair no se comprende si no se sabe que en 2013 tuvo pérdidas y que todo el terreno que perdió lo supieron aprovechar EasyJet y Vueling, con una oferta de 'low cost', y en con más calidad. En otras palabras, O'Leary deberá dejarse de gansadas -de reírse del cliente- y ponerse serio. Y mira que es difícil cuando ha creado un personaje estrambótico para parecerse a todo menos a un presidente de una aerolínea, aunque sea de bajo coste. En sus ruedas de prensa se ha disfrazado de torero, de jugador de fútbol y hasta de papá Noel. Se ha utilizado a sí mismo para campañas promocionales, rodeándose de bailarinas con escasas prendas, banderas de todos los colores, dráculas y hasta mosqueó a Sarkozy por utilizar una foto con Carla Bruni como reclamo publicitario. La cosa no ha quedado ahí, por su picaresca. También se hizo famoso por ofrecer trabajo, eso sí con la mitad de sueldo, a los trabajadores de la desaparecida Spanair -lo cual irritó que no veas a esos trabajadores- y por cobrar, aparte los 25 euros del billete -lógico-, otros 50 euros de recargo por llevar un bolso de viaje que no se contemplaba en la tarifa o exigir la tarjeta impresa de billete -prescindible para otras compañías- por la que cascaba otros cuantos euros añadidos si no te la gestionabas tu mismito. Trucos de tahúr, como quien dice. En fin, de sabios es rectificar. Si O'Leary no es buen chico, seguirá volando bajo. Le pasará lo mismo que con la polémica de las agencias de viajes. Dijo que pasaría por el infierno antes de pactar con ellas, y debe estar ya muy escaldado porque pacta, y no veas cómo, con ellas. Ryanair vuelve, por todo eso, con mejor cara, que ya estaba bien de cobrar por una ensaimada traída de Mallorca más de lo que vale el viaje. Insisto, EasyJet y Vueling, menos chapuzas, le estaban comiendo el terreno. Otro capítulo en el que tendrá que ser mejor chico Michael O'Leary es en su trato con Aena. No hay que olvidar que en su día le amenazó con un plantón si no le bajaba las tasas sustancialmente. Y, claro, perdió: Aena le contestó, eso sí, de buenas maneras, que eso no era posible. El mosqueo del gestor tenía, además, otro frente, que solucionó con expedientes y sanciones. Ryanair prometía puntualidad, lo cual está muy bien, pero recurría a la argucia del escaso combustible para cumplir. Oiga, torre de control, que el combustible se me acaba, deme preferencia". Claro, le daban preferencia, para que no aterrizara en un descampado o en la avenida de América, lo cual hubiera sido catastrófico. Y conseguía ser puntual, en detrimento de la puntualidad de otros. Aena se plantó un día y le dijo: vale majo, o llenas bien el depósito o te vas a enteras. También a eso se plegó, no le quedó otra. Miriam Prat miriam@hispanidad.com