El presidente del Gobierno considera que el canal de TV La Sexta, de José Miguel Contreras, debe convertirse en el grupo mediático que defienda al "nuevo socialismo". Se aproxima un duelo entre la Cuatro y la Sexta por el espectro ideológico socialista.

La boda de la hija del ex presidente Felipe González fue un éxito y el ex Presidente del Gobierno no pagó un duro : se lo costeó el inmobiliario Luis García Cereceda, propietario de la finca, un complejo residencial y deportivo de superlujo, ubicado en la ciudad dormitorio madrileña de Pozuelo de Alarcón, el municipio con mayor renta per capita de España donde reside el propio González.

La boda de María González se convirtió en un aquelarre anti-Zapatero. Por supuesto, y como ya han publicado distintos medios, el Presidente del Gobierno no fue invitado, y, por supuesto, sí estuvieron los grandes empresarios favoritos de don Felipe. El mexicano Carlos Slim y el español Jesús Polanco (curiosamente, Polanco es socio de Telefónica en Sogecable, y el mayor adversario telefónico de César Alierta en el mundo hispano es Carlos Slim y su Telmex). El maître Carmelo, galáctico de la restauración española, que Cereceda le ha robado a Luis Eduardo Cortés. Explicación: Cortés es el propietario de Jockey, el restaurante más caro de Madrid; Cereceda es el propietario de Zalacaín, la competencia en la cumbre de la restauración madrileña. La guerra es a muerte. Pues bien, la finca fue cedida, gratis, por Cereceda a González para el banquete de su niña, para el aquelarre anti-Zapatero.

Días después se produciría la bronca, en vivo y en directo, de Jesús Polanco a José Luis Rodríguez Zapatero : 20 minutos en apartado, en plena recepción de los Reyes al presidente chino Hu Jintao, todo el mundo pendiente de las palabras de don Jesús. Que podrían resumirse en esas palabras que se oyen en la City madrileña, el problema de Zapatero es que su primer trabajo ha consistido en presidir el Gobierno de la nación. A estas alturas, decir que el Gobierno Zapatero está roto parece una obviedad. Por un lado anda José Bono, que sabe que no cuenta con el apoyo de González y Polanco, por otro, Javier Solana, que se resiste a abandonar su Bruselas del alma, pero que estaría dispuesto a regresar a Madrid si es como candidato presidencial por el PSOE que, quizás por esa razón, no deja de conceder entrevistas a todo tipo de medios informativos, asegurando, por ejemplo, lo mucho que le preocupa el sufrimiento en el mundo : Sufro con los que sufren, ha asegurado a La Razón. Solana es el candidato del dúo de la bencina: González y Polanco.

Ahora bien, Zapatero no se va a rendir. Sus próximos le han oído hablar ya de nuevo socialismo, con el que pretende marcar distancia con la corrupción felipista. Es cazurro, y por tanto está dispuesto a luchar hasta el final, contra los enemigos externos, sean el PP o sus aliados parlamentarios, contra el interno, contra Polanco. Los barones del partido, los barones regionales y buena parte de los socialitas de base, están con González y Polanco; Zapatero sólo tiene de su parte a los cargos que él ha nombrado, pero eso no es mucho. Zapatero, en resumen, tiene el BOE y exige a sus próximos total lealtad. No para luchar con el PP, sino contra sus correligionarios. Es más, acusado de radicalización por Gonzalez y Polanco, Zapatero busca radicalizarse más. Es lo que considera la repuesta más adecuada.

La ruptura entre el editor y el Presidente del Gobierno es total. Así, en el entorno de Zapatero, tanto en Moncloa como en Ferraz, Polanco ya no es el editor plural, cabecera cultural del partido, sino el abuelo Porretas. Esta denominación, que no dice nada pero lo dice todo, y que recuerda al viejo personaje radiofónico, expresa lo que Zapatero piensa de Polanco : que, al igual que González, debería haberse jubilado tiempo atrás y dar paso a una nueva generación.

Es más, quizás la concesión de La Sexta, como se denomina al nuevo canal de TV que Zapatero otorgó el pasado día 20 a Globomedia y Mediapro, no se ha interpretado bien. Es PRISA quien más enfadada está con la concesión a editores y productores próximos a La Moncloa, una concesión que está llamada a ocupar el espectro ideológico de Cuatro. Es más, Polanco afirma que se le había dicho que La Sexta no emitiría informativos, cosa que José Miguel Contreras, Miguel Barroso y Jaume Roures niegan con entusiasmo. No olvidemos que Cuatro, por el momento, está siendo un desastre de audiencia y que sólo triunfa el programa Eva Hache, el más sectario, manipulador y perfectamente encajable en la definición de TV basura, contra la que no se han manifestado tanto Polanco como Zapatero, quien llegó a firmar un pacto contra este tipo de degeneración televisiva.

En La Sexta figura el ex secretario de Estado de Comunicacion, Miguel Barroso, su amigo, José Miguel Contreras, número uno de Globomedia y asesor de imagen de Zapatero, Jaume Roures, un catalán próximo al Tripartito, al PSC y cada vez más alejado de Polanco, Andreu Buenafuente, cada vez más próximo a La Moncloa, y una Televisa a la que se ha dejado muy claro que en La Sexta manda Contreras, y que no es una sucursal de Polanco.

En definitiva, los próximos meses resultarán cruciales. Zapatero quiere tener un recambio político y otro mediático. El político, serán los nacionalistas catalanes moderados de CiU, si acaso el Estatut se estrella definitivamente y ERC se ve forzada a abandonar al Gobierno Zapatero. Al mismo tiempo, pretende crear su propio Grupo mediático que tardará mucho en convertirse en un PRISA-Sogecable, pero a la fuerza ahorcan: Zapatero ya no confía en el abuelo Porretas.