En un genial salto mortal sin red el ex presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) con el Gobierno Aznar, Ignacio Ruiz-Jarabo Colomer, publicaba el martes 4 un artículo en el diario Cinco Días, sobre Aerolíneas Argentinas (ARSA), titulado Fin de trayecto en Aerolíneas Argentinas que comenzaba con las siguientes palabras: El Tribunal de Cuentas ha aprobado recientemente el informe de fiscalización de las operaciones realizadas por el sector público español en relación con la sociedad Aerolíneas argentinas Se escribe así el epílogo de una novela que nunca debió empezarse a escribir.

Muy cierto, de hecho, Hispanidad ha sido el primer medio en publicar íntegro el contenido del Informe del Tribunal, pero la conclusión es justamente la opuesta. Más que el fin de trayecto estamos al comienzo, en tal caso al principio del fin. Porque el Tribunal, algo que al parecer le ha pasado inadvertido a Ruiz-Jarabo, pone como no digan dueñas al equipo directivo que él dirigía en la SEPI y que privatizó Aerolíneas, y descalifica todas las alegaciones de la SEPI, especialmente en el cumplimiento del contrato de venta de ARSA. Por ejemplo, advierte el Tribunal que la subrogación de las deudas de Aerolíneas no estaba previstas en el contrato.

Por su parte, el Informe acusa a Marsans, comprador de Aerolíneas, de no empelar el dinero entregado pro la SEPI al reflotamiento de Aerolíneas a otros menesteres, es decir ratifica la acusación penal que se sigue en el Juzgado número 35 de Madrid contra los propietarios de Marsans, Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz, así como contra el primer ejecutivo de Aerolíneas, Antonio Mata, por un delito de alzamiento de bienes. Pues bien, para Ruiz-Jarabo este es el final de trayecto.

Por cierto, la culpa de todo, según Jarabe, la tienen los gobiernos de Felipe González. Sin embargo, su reprivatización, según el firmante, ha sido un éxit se evitó la liquidación de la compañía, se trasladó la gestión al ámbito privado y se puso fin a la sangría de fondos públicos españoles: ¿A que no?

Pero lo más curioso es que el demoledor informe del Tribunal de cuenta agrava aún más la venta de ARSA a Marsans por parte de la SEPI. Hasta ahora, en Hispanidad hemos dicho que ARSA fue regalada por la SEPI a Marsans. Esa afirmación debe ser matizada. La SEPI regaló Aerolíneas a Marsans más 758 millones de dólares del presupuesto público destinados a reflotar la compañía. Pues bien, lo cierto es que a cambio de tan oronda cantidad Marsans se comprometió a aportar 50 millones de dólares (hablamos de un contrato firmado en octubre de 2001, más específicamente en su cláusula séptima punto C). ¿Los puso? No. En el Informe del Tribunal de Cuentas (ver Anexo III, el último cuadro del informe) ahora sabemos que la SEPI también aportó esos 50 millones, quizás para que Marsans no tuviera que molestarse en invertir. Figura bajo la rúbrica Aporte Irrevocable en Interinvest, la instrumental de Marsans, propietaria de Aerolíneas. Es decir, que la SEPI no regaló Aerolíneas a Marsans y, además, 758 millones de dólares. No, para ser exactos fueron 808 millones. Todo con cargo al erario público español.

Por cierto, cuando Jarabo afirma que se acabó la sangría de fonos públicos españoles da a entender que Aerolíneas es hoy una empresa boyante. Pues bien, el informe del Tribunal recuerda que en 2002, primer año completo de gestión de Marsans, Aerolíneas perdió 411 millones de pesos (la pesificación se produjo en enero de 2002). Y el Gobierno argentino, regulador y accionista minoritario, se ha negado a probar las cuentas de 2002, 2003 y 2004, porque sospecha que no se corresponden con la realidad.