Sr. Director:

En el "debate" del pasado día 7, Rubalcaba se dedicó a sembrar sospechas sobre el programa del PP y a lanzar alguna propuesta tan disparatada como pedir a Europa que posponga los necesarios ajustes hasta 2015.

 

Escaso bagaje para quien partía con la desventaja de cargar con la losa de la herencia socialista de la que es responsable directo. Mariano Rajoy, a veces excesivamente encorsetado en el formato de un debate previsible, pienso que salió indemne de la pelea. Apeló al sentido común, a la necesidad de un cambio político y de un gobierno competente, realizó un buen diagnóstico de la situación y propuso un estricto control del gasto público.

Ayer, y hoy aún continúa el eco, con las encuestas del debate mayoritariamente a favor de Mariano Rajoy, puede quedar la sensación de que el encuentro entre los candidatos podía haber dado más de sí.

Es cierto, pero hay que reconocer que la coyuntura por la que atraviesa España no ayuda en absoluto. Desde hace meses, cuando irresponsablemente Zapatero convocó las elecciones con tanta anticipación, existe el deseo generalizado de que el 20-N llegue cuanto antes.

Y en esas circunstancias cualquier debate, por único que sea, corre el riesgo de parecer irrelevante e innecesario.

Jesús D Mez Madrid