El asesinato de no-nacidos es uno más de los puntos incluidos en el Plan Nacional de los Derechos Humanos impulsado por Lula da Silva

 

Ese plan busca impulsar el matrimonio homosexual o favorece medidas legales que coarten la libertad religiosa y de prensa.

La salida a la palestra del tema del aborto en Brasil ha trastocado muchos planes y está produciendo muchos dolores de cabeza. Aunque parezca difícil que se llegue a dar un vuelco electoral en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales brasileñas, lo que está claro es que está sirviendo para sacar a luz algunas de las ideas que se quieren implantar en la sociedad brasileña.

El lugar que enmarca todos estos cambios sociales es el Plan Nacional de los Derechos Humanos (PNDH). Aunque parezca que tiene poco de Derechos Humanos cuando se puede matar impunemente a miles de niños no-nacidos, ése es su nombre, ya que queda muy bien ante los oídos de las sociedades tolerantes que permiten cualquier barbaridad si suena con esa coletilla (aunque también puede haber otras como Ley de Salud reproductiva, derechos sexuales y reproductivos, etc).

El PNDH fue presentado por el presidente Lula a finales de 2009 como un proyecto que además de legalizar y despenalizar el aborto, quiere impulsar la unión entre personas del mismo sexo o favorecerá medidas legales que coarten la libertad religiosa y de prensa (por ejemplo, prohibir cualquier expresión contra la homosexualidad) y Dilma Rousseff es también una de sus propulsoras.

Ante esta situación se comprende la labor que está llevando a cabo la candidata del Partido de los Trabajadores para eliminar ante la opinión pública su imagen de defensora del aborto, presentándose como una mujer de profundas raíces cristianas.

El 31 de octubre está cerca por lo que hay que esperar que, como al Titanic, la niebla no impida ver el iceberg contra el que va directo la sociedad brasileña.

Juan María Piñero

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