Asegura el economista Nouriel Roubini que el Gobierno español no debe inyectar dinero en bancos en crisis.

Bien por Roubini. Pero, a renglón seguido, nos explica que su alternativa consiste en que la banca malherida que acuda al Fondo de Rescate Europeo para que hagan lo propio.

Hombre no, señor Roubini, verá usted: de lo que se trata no es de que el dinero público para salvar a la banca proceda del Tesoro público español o del Tesoro europeo. Ambos son públicos, por tanto, no deben limpiar bestialidades privadas.

La excusa es que la banca trabaja con dinero de los demás. Pero eso no debería ser una excusa, sino una responsabilidad añadida. Si alguien ha jugado con el dinero de los demás, tiene bemoles que sean los demás, otra vez, quienes aporten nuevos fondos.

De hecho, el asunto debería estar muy claro: el dinero público no debe servir para salvar bancos, sólo para que los depositantes cobren sus depósitos. El inversor ha asumido un riesgo, lo siento mucho. Y si el banco está quebrado pues se liquida, como cualquier otra empresa.

Y no me vengan con que depositante e inversor es lo mismo: si quieren acepto que el Estado sólo se haga responsable del dinero depositado en una entidad en crisis, no así de los intereses que haya generado, pero el distingo entre inversor e impositor es muy claro.

Y no lo duden, la crisis financiera no terminará mientras no ocurran dos cosas: que se deje quebrar a los bancos quebrados y que se distinga fiscalmente entre productores -sean empresarios o trabajadores- y rentistas. A favor de los primeros, se entiende.

¿Significa esto la Tasa Tobin? Por supuesto que sí.

Roubini, príncipe, te habrás quedado a gusto. Con guías como tú no me extraña que la economía vaya como va.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com