Sr. Director:

Hijo, a tus casi 30 años y aun buscando tu primer empleo, entiendo y comparto tus zozobras y temores ante las declaraciones del Sr. Rosell, presidente de la CEOE, y sus palmeros.

 

Me temo que sus propuestas sólo sean un primer paso para alcanzar el estilo y nivel de vida de tu bisabuelo Antonio. Recuerdo, como si de una profecía se tratase, algunas de sus batallitas de juventud. Quitando la Guerra de África, la que más me impresionaba era aquella en la que el veraneo se limitaba a segar todos los días del verano de sol a sol, siendo su jornal diario solamente un mísero pan.

Mientras trabajaban, los señoritingos montados a caballo mostraban su desprecio a aquellas infelices criaturas espetándoles toda clase de improperios y frases injuriosas, tal como lo ha hecho recientemente cierto noble caballero, que jamás se habrá tenido que levantar al alba para buscar trabajo.

Manuel Villena Lázaro